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El poder de la palabra

Fecha Publicación: 02/02/2019 - 22:10
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Hace 26 años, planteamos en el Plan Nacional de Pacificación, elaborado por un equipo heterogéneo y multidisciplinario del Consejo por la Paz, la necesidad de rescatar la semántica en el tratamiento de temas vinculados al terrorismo y, especialmente, a Sendero Luminoso.

Así como aún hoy la izquierda marxista califica de “guerra interna” la lucha de todo el Perú contra los cuatro gatos senderistas para, de esa manera, legitimarlos, del mismo modo en esa época en algunos medios de comunicación se informaba, por ejemplo, que una “columna senderista” –no una banda terrorista– había “ajusticiado” –no asesinado– al gobernador de un pueblo.

Hoy veo con estupor como ciertos medios que, en principio, no están manejados por la izquierda marxista de cualquier pelaje siguen refiriéndose a Juan Guaidó como el “autoproclamado” presidente interino de Venezuela, mientras continúan hablando de Maduro como el “mandatario” de ese país.

Para comenzar, Maduro no tiene  mandato alguno  legítimo, ya que fue “elegido” en comicios fraudulentos y manipulados que han sido desconocidos por la mayor parte de los países democráticos del mundo, los cuales ya han entablado relaciones diplomáticas con Guaidó, reconociendo su legitimidad.

Y, para continuar, está claro que por razones políticas o por descuido o por presión de la rojería criolla, quienes siguen  hablando de Guaidó como “autoproclamado” y de Maduro como “mandatario” le están haciendo el juego a esos marxistas que, en su ética invertida y estalinista, todavía tienen el cuajo de defender en el Congreso de la República al genocida venezolano, aunque sea por  vía de la abstención, como lo acaban de poner en evidencia las bancadas de Verónika Mendoza y Marco Arana.

Los marxistas utilizan la democracia para destruirla por dentro y una de sus herramientas fundamentales es el uso de la semántica. Es indispensable desnudar esta estrategia que se repite desde hace varios lustros y que sí les reditúa como lo podemos apreciar hoy en los medios de comunicación y en forma permanente en su hipócrita prédica antisistema en todo el Perú que tanto daño nos hace y que sigue escurriéndose a través de sus periodistas y de los tontos útiles que les siguen la corriente.

Guaidó, elegido por voto popular como miembro de su Asamblea Nacional –la misma que fue desconocida por Maduro en el 2017–, representa la insurgencia popular frente a un régimen corrupto, hambreador y dictatorial que sigue saqueando al pueblo venezolano con el cuento del “socialismo del siglo XXI” y con la aprobación genuflexa de comunistas y marxistas que, en muchos casos, han recibido dinero sucio de las arcas chavistas, como es el caso de Humala y compañía.

 

(*) Presidente de Perú Nación

Presidente del Consejo por la Paz