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El pobrísimo discurso de Dina Boluarte

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Fecha Publicación: 28/07/2025 - 22:50
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El último mensaje de Boluarte, aparte de su tono desafiante y confrontacional, ha sido más de lo mismo: un aburrido recuento de obras (que deben presentarse en documento aparte) y un rosario de quejas para victimizarse como presidente y mujer.
Lo que el país esperaba era una alocución serena, conciliadora y acotada a tres cuestiones fundamentales que ni siquiera fueron abordadas. La primera, en torno a la recuperación de nuestra soberanía ante los ataques reiterados de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Anunciar la denuncia del Pacto de San José, que solo requiere de un año de trámite pero mucha voluntad política, habría sido el gran aporte de salida de quien termina su mandato en medio de la mediocridad y la defensa mal estructurada ante el ataque de la izquierda y la caviarada internacional.
La segunda cuestión clave hubiera sido precisar, por fin, un auténtico plan de control de la inseguridad ciudadana, plano en el cual todos los programas anunciados hasta hoy han sido literalmente una estafa.
Y la tercera clave de un mensaje proactivo habría sido anunciar el recorte del gasto público y una severa austeridad fiscal que no ponga en riesgo la estabilidad macroeconómica lograda casi exclusivamente por la política monetaria del BCR y el superciclo de precios mineros.
Adicionalmente, nada ha dicho la señora Boluarte sobre la recuperación del control territorial, pese a que nuestras fronteras internacionales están severamente amenazadas en el Cenepa por la minería ilegal ecuatoriana; en el Putumayo, por la infiltración de las FARC colombianas; en Purús, por la cesión del control administrativo a Brasil; y, en Puno, por la infiltración migratoria boliviana y el crimen transnacional.
Tampoco ha existido en el texto de doña Dina una referencia precisa al control del VRAEM y el narcotráfico; y, mucho menos, al crimen organizado vinculado a la minería ilegal que implica el movimiento de más de doce mil millones de dólares que corrompen a todas las instituciones nacionales, incluyendo a la PNP.
En resumen, el mensaje ha sido otra vez larguísimo, impertinente, envalentonado por logros del sector privado pero silencioso de autocríticas fundamentales. Y de esta forma Dina Boluarte –que no ha subrayado las necesarias garantías para las elecciones generales– termina su mandato en medio de la mediocridad y con un solo logro objetivo que, en medio de todo, reconocemos: el no haber seguido las políticas comunistas del golpista y socio suyo, Pedro Castillo Terrones.

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