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El plan rojo, viento en popa

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¿Cómo andamos en política internacional?
Fecha Publicación: 20/04/2022 - 22:40
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Hemos sostenido hasta el cansancio que la destrucción institucional y económica del país se gesta y ejecuta desde el propio gobierno sin importar a quienes se perjudica más, pero, evidentemente, su objetivo es empobrecer a los que ellos llaman “masa”, es decir, a los más pobres del Perú.

Su maniobra táctica de imponer gabinetes sin rumbo y con personajes tan débiles moralmente porque a sabiendas aceptaban el cargo en cuyo ejercicio no tenían autonomía ni iniciativa alguna convirtiéndose en operadores de un poder oculto que los utilizaba para la infiltración de las áreas estratégicas del poder público para eliminar cualquier atisbo de oposición, aunque su primer objetivo, el Congreso, no ofreció mucha resistencia para ser demolido.

El Gobierno no tiene ninguna preocupación por las manifestaciones de protesta porque, justamente, ese es el instrumento que les permitirá cambiar el objetivo de la cólera ciudadana contando con una prensa que es o se hace la incauta, para infiltrar toda protesta con gente que comienza ya no a cuestionar el desgobierno propiciado por el Ejecutivo sino a colocar al Congreso y la necesidad de su cierre como la finalidad de marchas y manifestaciones.

Esa etapa ya está superada y ahora tenemos viajes presidenciales a cuanto lugar del país pueda ir mientras su primer ministro se dirige a otros y los ministros haciendo lo mismo por su lado, pero, en todos el discurso es el mismo: si suben los precios, la culpa es la Constitución; si no hay inversiones, la culpa es de la Constitución; si no hay alimentos, la culpa es de la Constitución; si los servicios públicos no llegan al poblador, la culpa es de la Constitución; si no hay pasaportes, brevetes ni DNI, la culpa es de la Constitución; si se produce una crisis económica general, la culpa es de la Constitución y así indefinidamente culpando a la Constitución de todos los males provocados por el desgobierno provocado ex profeso que está dañando irreversiblemente la gobernabilidad y gobernanza en el país.

Que no llame la atención, entonces, ver en los paros regionales gritos, arengas y carteles exigiendo una nueva Constitución que terminará, si alguien no lo impide, la consolidación de una conciencia colectiva en esa dirección con el olvido de los responsables de la destrucción del país que son los que están en el gobierno actualmente.

Mientras van avanzando en esa dirección, ya una congresista del ala radical del partido político que ejerce el poder, ha presentado un mamotreto que ahora nos parece tal, pero si no reacciona adecuadamente la oposición democrática, tomará cuerpo como algo razonable en una conciencia colectiva exacerbada en la forma indicada en el párrafo precedente, proponiendo una modificación constitucional para legitimar una denominada convocatoria a una asamblea constituyente con un esquema inmanejable.

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