El Plan Huevearte
Después de los sucesos de La Victoria y la majadera respuesta del ministro del Interior y las autoridades policiales, hasta los pocos crédulos que todavía quedaban, deben de haberse dado cuenta que el único plan que existe es el Plan Huevearte.
Es decir, que ante la inexistencia de estrategia alguna para luchar contra la delincuencia, y ante la clamorosa carencia de liderazgo, el gobierno decidió huevear a los peruanos, engañarlos, estafarlos, tratando de hacer creer que la declaratoria de emergencia en algunos distritos y el involucramiento de las FFAA, correspondían a un elaborado diseño para enfrentar la imparable ola delincuencial. Y no, como advertimos algunos desde el principio, solo son reacciones desesperadas para fingir que están haciendo algo, cortinas de humo para intentar esconder su incompetencia.
Lo ocurrido en La Victoria es peligrosísimo. Por un lado, expresa el hartazgo de la población ante la estolidez del Gobierno y su irritación ante el impune accionar de bandas de extorsionadores. Y por otro lado, es un brote xenofóbico que, dada la presencia de más de un millón de venezolanos –la mayoría honrados y trabajadores-, puede dar lugar a réplicas incontrolables en muchos otros lugares.
La situación, sin duda alguna, es gravísima. Y cada día que pasa es peor.
La respuesta del Ministerio del Interior, ha sido, como era de suponerse, necia. Sacaron a patrullar las calles y a pedir DNI a las personas, a unidades especializadas como la Diroes y la SUAT, que tienen elementos muy entrenados y capacitados en operaciones especiales.
Lo hicieron solamente porque esos efectivos se visten con uniformes camuflados y tienen armas que impresionan. A ese nivel de estupidez ha llegado el Mininter. Desplegar unidades de combate sin ton ni son, sin ningún propósito definido, solo para hacer creer que hacen algo.
Y, por supuesto, el inútil ministro del Interior cargó contra los usuarios legales de armas, diciendo que iba a suspender la emisión de licencias para caza y deporte, cosa que es ilegal. En lugar de anunciar alguna medida para desarmar a los delincuentes o para reorganizar la Sucamec, plagada de corrupción, va por lo fácil, atacar a los formales, a los ingenuos que cumplen las leyes.
Inmediatamente, algunos municipios también anuncian la aplicación de ordenanzas absurdas, como establecer controles para armas en centros comerciales, restaurantes, etc., a raíz de un incidente absolutamente inusual en el “Panchita”. Como si los delincuentes pudieran ser contenidos con esos gestos descabellados.
En suma, de mal en peor. Y sin luz al final del túnel.
Otrosí digo. Dina Boluarte también hueveó al país y al Congreso que autorizó su último viaje: no había ninguna reunión programada con el presidente de los EE.UU.
Otrosí digo. Indira Huilca y la mafia caviar se niegan a admitir que engañaron al país para ensuciar a las FFAA, limpiar a los terroristas y cobrar una jugosa indemnización. Quieren seguir hueveándonos. Pero van quedando al descubierto.
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