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¿El peso o la levedad?

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Fecha Publicación: 18/07/2023 - 22:30
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Era tanta la levedad de su propio ser -como la de cualquiera de nosotros- que desapareció del mundo hace dos años cuando perdió el habla, la lucidez y, sobre todo, la memoria. Así como presentaba editorialmente su vida en dos frases: “Nació en Checoslovaquia. En 1975, se instala en Francia”, ahora habrá que presentar lacónicamente su deceso: “Murió en París en el 2023”.

Fue acusado de delator, pero ya casi al final de su larga vida se reconcilió con su país natal, que le concedió el Premio Nacional de Literatura en el 2008 y en el 2021 el Premio Kafka. Tres años antes, le habían devuelto la nacionalidad checa.

En “La insoportable levedad del ser”, Kundera señala: “La carga más pesada nos destroza, somos derribados por ella, nos aplasta contra la tierra. Pero en la poesía amatoria de todas las épocas la mujer desea cargar con el peso del cuerpo del hombre. La carga más pesada es a la vez, por lo tanto, la imagen de la más intensa plenitud de la vida. Cuanto más pesada sea la carga, más a ras de tierra estará nuestra vida, más real y verdadera será. Por el contrario, la ausencia absoluta de carga hace que el hombre se vuelva más ligero que el aire, vuele hacia lo alto, se distancie de la tierra, de su ser terreno, que sea real sólo a medias y sus movimientos sean tan libres como insignificantes. Entonces, ¿qué hemos de elegir? ¿El peso o la levedad?”.

Nietzsche ya había terciado en ese histórico debate que planteó Parménides en el siglo VI antes de Cristo: “El peso es la única forma de poder alcanzar la felicidad.” Las cosas de peso nos atan, no nos dejan volar, pero de una forma u otra nos enlazan con lo trascendente y nos dan algo de felicidad. La levedad, en cambio, nos lanza a la encantadora aventura de vivir. Por ello escribió León Felipe: “Que no hagan callo las cosas/ ni en el alma ni en el cuerpo…/ pasar por toda una vez/ una vez solo y ligero, ligero, siempre ligero”.

Por ello, Kundera afirma que la vida humana está condenada a la levedad y busca algo que le aporte sentido, peso, densidad. Y concluye: “Todo lo que implique un compromiso, una fidelidad, la aceptación de que algo es y se mantendrá de una manera determinada, es una forma de dar peso a la existencia. La lealtad a una causa, a una profesión, a una persona, son maneras de sujetarnos y de trazar con paso firme el camino de nuestras vidas".

Carpe diem, cantó Horacio en versos latinos. Amor fati, dijo Nietzsche en sus noches de insomnio. Y El Nazareno: toma tu cruz y sígueme. Y Ginsberg, el poeta maldito: el peso del mundo es amor.

¿El peso o la levedad? Toda respuesta es finalmente insoportable.

Jorge.alania@gmail.com