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El Perú y su política exterior de seguridad y defensa

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Fecha Publicación: 10/05/2025 - 21:31
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No todo está mal en la política exterior del Perú y conviene decirlo sin mezquindades. El reciente viaje del ministro de Defensa, Walter Astudillo, a los Estados Unidos de América, para reunirse con su homólogo de ese país, Pete Hegseth, ha sido un movimiento de fichas necesario y sagaz. Aunque me referiré en otra columna a nuestra vinculación con Washington, mirando el bicentenario de las relaciones peruano-estadounidenses en 2026, en un momento en que en Perú muchos solo hablan de China, quisiera concentrarme en el frente externo peruano sobre seguridad y defensa. En la referida reunión, también participó por la delegación peruana, el canciller Elmer Schialer, y eso estuvo bien, pues, aunque no fue un encuentro diplomático sobre temas regularmente abordados bilateralmente, no perdamos de vista que el Perú cuenta la referida política exterior en seguridad y defensa. El encuentro realizado en el mismísimo Pentágono, epicentro de la seguridad y la defensa del país más poderoso del planeta, confirma su naturaleza, es decir, dominantemente sobre asuntos militares o concomitantes. Nuestra política exterior de seguridad y defensa ha estado por largo tiempo exclusivamente en manos de nuestra diplomacia, y eso no estuvo bien. El liderazgo de Astudillo, entonces, se nota a leguas. Un académico, que, además, conoce de memoria el pensamiento militar y estratégico estadounidense -lo mismo su viceministro de Defensa, César Torres, también académico, ambos estudiaron en el Colegio Interamericano de Defensa-, facilita a los intereses externos del país en el ámbito militar, por muchos años minimizado y hasta ninguneado. Cuando fui asesor del desaparecido ministro de Defensa (2018-2019), José Huerta Torres –falleció abruptamente en pleno ejercicio de sus funciones de Estado–, le dije al recordado “Pepe, ministro y amigo”, como siempre lo llamaba, que debía exponer ante el Consejo de Seguridad de la ONU, un espacio que hemos acostumbrado solamente para el el representante permanente del Perú ante la ONU o para el canciller de turno. Cambiemos y miremos a la política exterior en equipo, es decir, diplomáticos y militares deben hacerlo de manera conjunta, en pared, como Sotil y Cubillas. Por eso, me place que hayan integrado la delegación peruana, además, el embajador del Perú en Washington, Alfredo Ferrero, y el comandante general de la Fuerza Aérea del Perú, General del Aire, Carlos Chávez Cateriano. Actualmente, en el ministerio de Defensa se cuenta una dirección general, tradicionalmente conducida por un diplomático de carrera –este año es un militar y eso también está bien–, pero no hay ningún militar que cumpla funciones análogas en el ministerio de Relaciones Exteriores y eso está mal. Los militares deberían llevar cursos conjuntos con los diplomáticos de carrera en la sede de la Academia Diplomática y éstos confundirse con aquellos en las escuelas superiores de las Fuerzas Armadas. Nuestra representación ante la ONU debe cambiar en su composición: de 17 funcionarios en promedio, solo cuenta un oficial y un suboficial, si consideramos que es el Consejo de Seguridad, el órgano de la ONU que aborda por antonomasia, los asuntos más sensibles sobre la paz y la seguridad mundiales.

(*) Excanciller del Perú e Internacionalista

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