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El Perú y Marruecos, geopolíticamente al cumplirse 26 años de Mohamed VI en el trono

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Fecha Publicación: 29/07/2025 - 21:31
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Hoy, 30 de julio, Mohamed VI, rey de Marruecos, cumple 26 años en el Trono, al que accedió, a la muerte de su padre, Hassan II. Marruecos es el mayor hegemón de África. Precisamente, en esta fecha, la más importante de Marruecos, quisiera referirme a nuestra vinculación con este grandioso país árabe, cuyo monarca nos visitó en 2004. Nuestra carpeta de África y Medio Oriente estuvo profundamente sesgada al vincular al Perú, durante el mandato de Pedro Castillo, siendo canciller Óscar Maúrtua de Romaña y así conservada por su sucesor, César Landa, con la autoproclamada “República Árabe Saharaui Democrática” (RASD), que, por cierto, nada tiene que ver con el inmenso y cálido pueblo saharaui, a cuyos jefes de tribus y habitantes, he podido conocer en medio del ardiente y voluminoso desierto del Sáhara. Dicha vinculación con la RASD, impactó negativamente a la exitosa y estrecha vinculación con Marruecos, pues al reconocerla, se estaba torpedeando a la soberanía de Rabat sobre su Sáhara. Vinculada la RASD al Polisario y a Argelia, vecino de Marruecos, que le habían dado vida, ficticia por supuesto, apenas asumí el cargo de ministro de Relaciones Exteriores, convencí al Gobierno de la necesidad de romper definitivamente con una entidad más bien asociada a actividades terroristas. Tan solo 13 días después de asumir el cargo, lo hicimos, convencidos de devolverle prestigio a Torre Tagle, pero, sobre todo, dignidad a nuestra diplomacia, que había sido asociada al terrorismo internacional. Un completo escándalo que Ronald Bruce St. John, no dijo en la segunda parte de su libro sobre la política exterior del Perú. El gesto peruano fue reciprocado por Marruecos en acto de amistad donando al Perú 150 mil toneladas de fertilizantes que el propio canciller Nasser Bourita me dio aviso por teléfono y por escrito, en fiel cumplimiento del compromiso empeñado. Luego, el Ejecutivo retrocedió y yo renuncié irrevocablemente –fui el único ministro del gobierno de Castillo en hacerlo y tuvo 78–. La actual gestión suspendió la vinculación con la RASD en 2023, y hoy debería proseguir la línea de esa actitud, es decir, reconocer la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental, sumarse a los abrumadores apoyos a la propuesta de autonomía del propio Mohamed VI para el referido Sáhara, presentada ante la ONU, en 2007, y, finalmente, abrir un consulado en Dahla, en pleno Sahara marroquí, vinculando a Chancay con este mega puerto marroquí que sigue construyéndose y con el de Tánger, que domina el comercio marítimo en el estrecho de Gibraltar. No hay que ser un genio para advertir de las enormes ventajas que el Perú podría conseguir en un santiamén. Hay que dejar el miedo porque no es propio de la tradición diplomática peruana y tomar la decisión pensando en nuestra proyección geopolítica por el Atlántico, pues creer que todo se dará por el Pacífico es un completo error. Si aprovechamos las aspiraciones chinas y brasileñas para salir al Pacífico por Chancay, nosotros debemos valernos del referido trazo ferroviario bioceánico para salir al Atlántico e ingresar al África por su puerta natural que es Marruecos.

(*) Excanciller del Perú e Internacionalista

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