El Perú no está para cheques en blanco
Ha sido de las noticias más comentadas de la semana, que una de las más importantes calificadoras de riesgo con más de un siglo en el mercado, Standard & Poor’s rebajó la calificación crediticia del Perú a BBB- , apenas a un escalón de perder el grado de inversión, en tanto que otra igual de prestigio, Ficht Ratings, nos mantiene en BBB, que reconociendo somos solventes para honrar nuestras obligaciones, no obstante en nuestro caso, presentamos factores que distorsionan la buena gobernanza y sugiere cautela a los inversionistas.
Muchos economistas han opinado al respecto, uno de ellos Jorge Guillen, catedrático además de la ESAN, señalando que por efecto de la calificación BBB-, nuestros bonos pierden atracción y la tasa de interés sube.
Así las cosas, en términos prácticos el Perú recibe nota 11, pasa raspando en la percepción de riesgo a nivel de inversión, imagen que venimos arrastrando desde el 2020 y lejos de hacerse los correctivos se ha optado por el populismo y abdicado a sentar posición por quienes en mi opinión, ejercen el poder, en temas sensibles como las contrarreformas y separación de los poderes públicos. Con 11 como nota, afectamos el crecimiento económico, no generaríamos en la proporción necesaria, las oportunidades de desarrollo, los puestos de trabajo, la reducción de las brechas de infraestructura y el menguar los niveles de pobreza y pobreza extrema, entre otras consecuencias.
Por donde se le mire, no hay razones para estar optimistas, sino seriamente preocupados, urge contrarrestar esta situación, por lo que no se explican los entusiastas tuits del ministro de Economía José Arista en su cuenta de la red X respecto a las calificaciones de riesgos recibidas, tuits que dejan una aureola de conformismo y no hace presagiar que las cosas mejoraran para el país,, porque no vaya el Gobierno a colgarse del espejismo en el efecto positivo en el PBI a consecuencia del desembolso de fondos de las AFP’s a sus afiliados, que será una inyección directa a la vena de liquidez y que mayormente destinarán para consumo, eso no obedece a ninguna estrategia ni logro y no tendrá sostenibilidad en el tiempo.
Se anuncia el pedido de facultades legislativas en número de 90 medidas, por parte del Ejecutivo al Congreso (de las otorgadas en el 2023, se desconoce sus resultados) de ser congresista no se las daría, así tenga pocas semanas el ministro Arista y el premier Adrianzén en sus cargos, son parte del mismo Gobierno, la misma fórmula, la misma plancha presidencial electa 2021-2022; el ruido política que tanto nos enrostran como causal de la rebaja de la calificación, ha sido generado principalmente por el Ejecutivo, el pésimo manejo de las interminables crisis sociopolíticas, la ausencia de control de daños, de liderazgo, etc, ha coadyuvado junto a otros actores y entidades, a debilitar gravemente la institucionalidad del país.
Aquello del manejo eficiente de los recursos con enfoque de equidad, del ejercicio del poder en función de la sociedad, no de intereses particulares, lo que en buena cuenta es la Gobernanza y que no se logra apreciar en el actual escenario en el Perú, reitero, en opinión de esta columnista, no lo garantiza el referido pedido de facultades para legislar.
Trabajen más bien, envíen cada medida al Congreso, susténtenla, si convencen la norma propuesta les será aprobada, no está el Perú para cheques en blanco, máxime si a priori se nos dice que este año también se cerrará con déficit fiscal. ¡Andaaá!
Al menos nuestra política monetaria es sólida, eso nos sostiene para no perder el grado de inversión. ¡Bien el BCR!
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