¡El Perú es un inmenso asentamiento humano!

Con mucho esfuerzo se rescató al Estado de las manos del totalitarismo comunista chicha, al que no le costó mucho obtenerla.

Subsisten, en gran medida, las taras sociales de las que, en 1928, dio cuenta el amauta José Carlos Mariátegui con su obra Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana.

Pasadas ya muchas décadas de ello, ¿estamos en condiciones de dar los peruanos el inmenso salto al desarrolllo? Humildemente, considero que no, hasta que, entre otras, logremos que los partidos políticos no sean de propiedad de delincuentes.

Fijémonos que Mariátegui, Basadre, González Prada, Cotler ni Matos Mar, entre otros, no analizaron ni concluyeron como una consecuencia estructural y determinante de la realidad social, económica y política.

Efectivamente, a consecuencia de la normatividad electoral, generada por sus beneficiarios, hemos tenido y seguiremos teniendo organizaciones políticas, franqueadas normativamente, facultadas para postular a quienes, literalmente, les venga en gana, candidatos que, los hechos lo acreditan, responden a intereses propios sumados a los del propietario del movimiento regional o partido politico que le vendió, canjeó o cedió el ansiado ticket electoral.

Quijotes, bajo ese repetitivo nefasto escenario electoral, sólo tendremos postulando a los cargos públicos a los peores. Si revisamos, quizá la historia nos sorprenda con un buen gobernante nacional o unos cuantos subnacionales; sin embargo, la excepción no hace la regla. El resultado del pasado y el actual sistema electoral y del sistema de partidos, es que todas nuestras ciudades, a lo largo y ancho del Perú, son pueblos rurales, con uno que otro centro comercial, edificio, infrestructura vial o anillo vial, lo cierto es que siempre, en todos los casos, están flanqueadas con masivas e improvisados asentamientos humanos, pueblos jóvenes e invasiones, los que son características de nuestra misturada geografía periurbana.

Las gestiones nacionales y subnacionales se caracterizan por la corrupción, la improvisación, ineficacia e incapacidad. Resultado de estas no idoneas gestiones son: la corrupción, la inseguridad ciudadana, pésima educación, salud, infraestructura; es decir, los peruanos vivimos es un inmenso país pueblo joven.

Hermanos peruanos, si no se logra reformar, adecuadamente, el sistema de partidos, electoral, de tal manera que se posibilite que surjan buenas organizaciones políticas y, por lo tanto, buenos gobernantes, no esperemos que en el Perú se logre, además de Lima, grandes ciudades con centros financieros, grandes edificios, centros comerciales, prósperas zonas industriales y zonas urbanas modernas.

De no lograr las necesarias reformas, para las siguientes elecciones, seguiremos con gobernantes como el elemental básico gobernante regional César Acuña, el delincuente Vladimir Cerrón, la inefable Keiko Fujimori o el simple Pedro Castillo.

Hermanos peruanos, los gobernantes deben ser los mejores, no los peores, así de simple. Para no ser más rehenes de los peores y prisioneros del subdesarrrollo, debemos lograr mejores partidos políticos, sino todo será más cuento chino, cuento chotano, cuento de corrupción e impunidad.