El Perú debería abrir un consulado en Dakhla, el sur de Marruecos
Nuestra perspectiva geopolítica debería ser holística, es decir, mirar hacia todas las direcciones del planeta, en sintonía con la globalización. Concentrados y con razón en las virtuosidades marítimas y navieras del Pacífico, nuestra mirada en prospectiva, también debería serlo hacia el Atlántico. China con Brasil son realmente holísticos, apostando sus esfuerzos para salir hacia el océano Pacífico, y por eso, no van a escatimar en sus millonarias inversiones (3,500 millones dólares) en el corredor ferroviario bioceánico que, cruzando toda la panza sudamericana, puedan salir por el Perú, el país que reúne las condiciones más idóneas en ese trayecto –eso explica, entonces, la apuesta por el megapuerto de Chancay–, por el que partirán atestadas embarcaciones, finalmente, hacia el continente asiático. Esta realidad debemos verla como una inmejorable oportunidad y circunstancia para nuestra referida diversificación geopolítica, es decir, que, por la misma vía, nos permita salir hacia el Atlántico –puerto brasileño de Santos–, y cruzándolo, podamos conectar a Chancay con los también mega puertos marroquíes de Tánger, muy cerca de Gibraltar, y Dakhla, en el sur de Marruecos, es decir, en el Sáhara marroquí, cuya ciclópea construcción que he visitado, in loco, sigue indetenible. No estamos acostumbrados a mirar hacia el Atlántico donde nos aguarda el África, y principalmente el norte africano, donde Marruecos es, de lejos, la verdadera puerta de entrada hacia este maravilloso continente, pero también, la llave maestra hacia Europa. El Perú debería valorar geopolíticamente a Marruecos, y apreciar estratégicamente, su impresionante empoderamiento, pues tiene en Estados Unidos de América, y en otros Estados europeos, como Francia o España, a perfectos aliados, que no han dudado en reconocer la soberanía del reino alauita sobre el Sáhara Occidental, y han expresado su total adhesión a la propuesta marroquí de autonomía para el referido Sáhara Occidental, la parte más austral de Marruecos. El Perú, que decidió suspender sus relaciones con la autoproclamada “República Árabe Saharaui Democrática” (RASD), que por cierto, no cuenta con reconocimiento por la Organización de las Naciones Unidas ni existe para el Derecho Internacional –por esa razón cuando fui canciller, el gobierno del Perú, en agosto de 2022, tomó la decisión de romper definitivamente con la referida RASD–, debería adoptar una actitud visionaria y de Estado, siempre pensando en los elevados intereses nacionales, decidiendo para ello, la apertura de un consulado general en la ciudad de Dakhla, la región más meridional que forma parte de la integridad territorial de Marruecos. Muchísimos países en los 5 continentes, han decidido soberanamente, la apertura de sus misiones consulares, instaladas de conformidad con la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares de 1963, fortaleciendo sus vinculaciones con Marruecos. Nosotros contamos con una embajada en Rabat y, pensando en la referida geopolítica de la oportunidad y de las circunstancias, no deberíamos perder más tiempo en decidir abrir un consulado en Dakhla, en el corazón del Sáhara marroquí. Al hacerlo, estaremos fortaleciendo nuestra relación con Marruecos de más de 60 años y cubriendo nuestros intereses hacia el Atlántico, como pasa ahora hacia el Pacífico.
(*) Excanciller del Perú e Internacionalista
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