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El Perú al borde del abismo

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Fecha Publicación: 06/02/2022 - 22:30
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El desesperado anuncio de Pedro Castillo de elegir su cuarto gabinete en menos de seis meses, es el nuevo episodio de esta interminable pesadilla política en el Perú.

Prácticamente al borde del abismo, en medio de cuestionamientos de corrupción en su entorno, la semana pasada estuvo muy agitada, tras la renuncia de la exprimera ministra Mirtha Vásquez, seguida de la abdicación del exministro del Interior, Avelino Guillén y los cuestionamientos de Héctor Valer Pinto tras conocerse las denuncias de violencia doméstica en su contra que datan del 2016.

Poco después de que Castillo anunciara la “recomposición” de su gabinete, el expremier Héctor Valer reconoció el sábado su derrota y comunicó que ha enviado su carta de renuncia, en medio de un sinfín de cuestionamientos por casos de presunto maltrato físico a su hija y esposa, hechos que él ha negado.

Y, como era de esperarse, intentó justificar su salida y culpar a los medios de comunicación. Pero lo más sorprendente de esta trama decadente es la actitud de los denominados “caviares”, que desesperados porque reducen su cuota de poder, se lanzaron a las calles para expresar su rechazo a Castillo, a quien ayudaron en campaña posiblemente con el interés de ingresar al festín de la repartija de puestos públicos.

Umberto Jara, en su artículo “La grotesca doble moral de los caviares” en EXPRESO (https://tinyurl.com/3w97zm4x), hace un análisis lúcido: “Estamos ante el bochornoso espectáculo de harapientos morales arranchándose un botín llamado Estado.

Se lo estaban repartiendo; ahora se lo disputan (…) Mirtha Vásquez, la que generó incendios en el vital sector minero, denunció corrupción; Avelino Guillén, el que nombró prefectos del Fenatep, avisó de complots corruptos en la policía; y el secretario de Palacio, Carlos Jaico, el silencioso, descubrió un gabinete en la sombra.

Estos personajes, representantes del caviarismo, ocultaron todos los episodios sórdidos, fueron parte del encubrimiento y solo cuando los despojaron del cargo, de los privilegios, del sueldo y de la escasa dignidad que les quedaba, ahí, de pronto, se volvieron moralistas denunciantes de barbaridades que debieron revelar apenas las conocieron”.

El rechazo al gobierno de Castillo es unánime. Y quienes votaron creyendo sus falsas promesas electorales -venidas de quien se mostró como el humilde “profesor” provinciano- se sienten decepcionados y engañados. La crisis política es total. En medio de nuevos pedidos de vacancia o renuncia, la crisis económica avanza, el alza de precios de la canasta familiar es indetenible. Esta semana es decisiva para encontrar una luz en medio del caos.

(*) Escritor y sociólogo. Presidente de IPJ y director de Editorial Río Negro.

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