ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

El pacto con el diablo

Fecha Publicación: 14/01/2019 - 22:28
Escucha esta nota

La virtud esencial del ser humano es tener la capacidad de distinguir entre el bien y el mal, lo bueno y lo malo. Por desgracia en el caso de Martín Vizcarra y su gobierno esa capacidad se ha perdido y, peor aún, se ha trastrocado. Así, hoy pactar con el diablo parecería una bendición.

El diablo, por supuesto, es Odebrecht, empresa corrupta con la cual se ha llegado a un acuerdo lesivo para el interés nacional por la ínfima reparación civil en cuatro casos (con plazo de pago de 15 años); impunidad para los funcionarios corruptos; y lo más humillante, con el permiso de contratar con el Perú como si nada hubiese pasado.

De hecho a Odebrecht ya se le acaba de asignar nuevas obras, lo mismo que a su consorciada Graña y Montero, que tampoco paga sus delitos.

En suma, tras dos años de investigación fiscal a manos de aquellos enemigos del perseguido fiscal nacional Pedro Chávarry, lo único que vemos es un acuerdo de entreguismo y hasta de traición a la patria que se diferencia radicalmente con los procesos seguidos por el caso Lava Jato en Estados Unidos, Suiza, República Dominicana, Panamá, Guatemala y Ecuador, donde las sanciones sí han sido mínimamente aceptables.

El pacto con el diablo es aplaudido por IDL que señala a Odebrecht como una empresa renovada y casi angelical; y por la izquierda que ha impedido la apertura de lo que debió ser parte de una gran investigación sobre la infiltración del crimen organizado políticamente a través del Foro de Sao Paulo.

En medio de este desmadre se descubre que Vizcarra  mintió al negar que su empresa, Conirsa S.A.C., fue proveedora de Odebrecht en la construcción de la carretera  Interoceánica Sur con el consorcio de Graña y Montero, ICCGSA y JJC Contratistas Generales; consorcio al cual se le ha imputado haber coimeado a Toledo y PPK.

Consciente de que la marea ha cambiado, Vizcarra ahora intenta otra vez presionar al Parlamento para que corra, bajo amenaza de cierre, con la redacción de las reformas aprobadas en el referéndum del 9 de diciembre. Intenta también alargar los ataques contra el defenestrado Chávarry para tener una bandera de cohesión con la izquierda.

Sin embargo, está claro que nada de eso le servirá, ya hay indicios suficientes para que se organice un pronto pedido de vacancia presidencial. Y si no hay elecciones anticipadas la tensión social llegará a extremos explosivos.