El olvido de lo micro por predicar en macro
Un reciente artículo escrito por el señor Andy Robinson, publicado en el diario español La Vanguardia, titulado “El Saqueo del Altiplano”, ha generado una ola de protestas de diversos referentes económicos locales creyentes de la apertura de mercados; creo oportuno referirme a un tema específico que se trata en la criticada columna, que es el del gas natural (GN) de los lotes ubicados en la selva sur del Perú, específicamente en las regiones de Cusco y Ucayali.
Se menciona una afirmación que correspondería a un comerciante: “el gas es del Cusco, pero lo venden en el extranjero y aquí no llega”. Esta es una visión muy difundida en las regiones de Cusco, Apurímac y Puno, doy fe de ello, por haber participado como expositor en foros desarrollados en Cusco.
Hay dos temas de fondo en esta percepción ciudadana: 1) que la exportación del gas natural licuado (LNG) ha sido muy criticada a nivel nacional y formado parte del proselitismo político, no solo de izquierda, sino también de centro, caso de Acción Popular; y 2) el gas licuado de petróleo (GLP), que también se extrae de los lotes ubicados en las regiones mencionadas; se transporta en poliducto hasta la provincia de Pisco y de allí retorna en transporte terrestre a su lugar de origen.
La prédica de los beneficios que ha traído la explotación del GN para el sector eléctrico, industrial y vehicular, así como las regalías pagadas al Estado, son innegables; pero el ciudadano de los lugares de explotación no lo sienten así, no solo por la baja ejecución presupuestal de las autoridades regionales y locales, debido al desconocimiento y sin recibir la consejería y apoyo de gestión capitalino, sino porque la realidad es que reciben el GLP más caro que en Lima, lo que es resaltado por la prensa local que es la que genera corriente de opinión.
Han pasado 18 años desde que se inició el suministro de GN en nuestro país y el Estado no ha podido poner en servicio como un proyecto social una planta de fraccionamiento de líquidos en Cusco, que permita el abastecimiento de GLP de las 3 regiones altoandinas del sur. El olvido de la gestión económica en micro ha sido un grave error político, que ha tratado de revertirse recién el año pasado con la elaboración del proyecto, con cifras desfasadas.
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