El Oficial Mayor del Congreso II
Hace ocho años escribí en otro medio de comunicación sobre las funciones, escritas y no escritas, que tiene un Oficial Mayor del Congreso. Las escritas estipuladas en el Reglamento del Congreso y otras normas son de fácil entendimiento, pero ¿qué pasa con aquellas que no están escritas?
Olvidan muchos que, si el Congreso es un órgano político, las soluciones de sus problemas y conflictos deben ser también políticos. Un Oficial Mayor debe saber encontrar soluciones políticas dentro del marco de la Constitución y las normas del Congreso. Un Oficial Mayor no es un asesor jurídico, pero debe tener lógica jurídica para dar sus recomendaciones. Por esa razón, no se exige que un Oficial Mayor sea abogado; es mi caso, por ejemplo, soy economista.
Otro problema que es preciso solucionar es que el mundo académico no contempla en sus materias de pregrado el Derecho Parlamentario. Muchos abogados que asumen cargos jurídicos no cuentan con el conocimiento sobre el funcionamiento del Congreso; ignoran el efecto jurídico-político de los acuerdos de Mesa Directiva, Consejo Directivo, entre otros órganos, y además no conocen de la aplicación de las normas que encierra el término Hermenéutica Parlamentaria, que es fuente de solución a los problemas políticos que se generan en la vida diaria del Legislativo.
Enfocan al Congreso como una organización vertical, cuando la naturaleza del Congreso es la una organización horizontal. Los tiempos políticos no son los tiempos jurídicos. En el Congreso no hay un solo jefe, hay 130 congresistas y órganos, como las Comisiones, Mesa Directiva, Junta de Portavoces, entre otros, que funcionan al mismo tiempo, haciendo que el Congreso sea una organización dinámica todo el tiempo y busca su equilibrio político dentro de ese movimiento.
El Oficial Mayor es un componedor; su trabajo y presencia en el Parlamento está dirigido a que los congresistas mantengan una estabilidad funcional, la que en muchos casos incluye la emocional. Esto último no está escrito en ningún reglamento ni norma congresal, por ejemplo.
¿Si en su casa no lo ayudan, señor congresista, donde lo van a ayudar? Era mi frase para que los parlamentarios entiendan que el Oficial Mayor se debe a ellos y que el trabajo de este funcionario tiene que ver con las cosas de la persona llamada congresista.
Bien haría el Congreso con llenar el vacío académico y crear su Escuela de Formación Parlamentaria. Ojo, a mí ni me miren; no estoy buscando trabajo porque ya estoy jubilado.
José Cevasco
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