El obvio plan de la Sra. K

En el imaginario colectivo, Fuerza Popular y Perú Libre, representaban los extremos, los opuestos. Uno simbolizaba la reserva moral, la esperanza de los marginados, el otro encarnaba la oligarquía, la tradicional corrupción; pero, cómo sabemos, en segunda vuelta electoral, el 6 de junio de 2021, el primero ganó, generando, precipitando encarnizadas enemistades, dividiendo a los peruanos.

Sin embargo, el 26 de julio de 2023, para la elección del hipercuestionado congresista Alejandro Soto, como presidente del Congreso, muchos parecieron sorprenderse por la surreal alianza entre los súbditos congresales de la Sra. K y del inefable Cerrón. Así, la supuesta solidez de los extremos ideológicos evidenció su real espectrura, su inconsistencia, la inexistente dogmática, demostrando a los fervientes Cojudignos que fueron falsos los discursos sobre la lucha por los supremos intereses sociales, que fácilmente cedieron ante los intereses de los supuestos adversarios políticos, prevaleciendo entre ellos la antropológica, la inherente necesidad de preservación, de impunidad que los libre de los rigores de la ley penal.

No fuimos testigos de las negociaciones; sin embargo, inferimos cuáles fueron las prestaciones recíprocas a que se comprometieron las partes. Los esclavos cerronistas deberían apoyar la elección de Soto a cambio del compromiso de librar de la cárcel a su jefe. Acto seguido, sin mediar mucho tiempo, los ahora Hermanitos, deberán desaforar a novísimo presidente congresal, quien convenientemente se autoguillotina expresando a los cuatro vientos “No me aferro al cargo”. Es decir, Soto posiblemente será vacado, para dar paso a Nano Guerra, quien ni corto ni perezoso promoverá la vacancia de Dina Boluarte.

No perdamos de vista que, ya planificada la estrategia, ya pactados los beneficios, de no lograrse rápidamente la salida de Dina Boluarte, en aplicación del artículo 12° del Reglamento del Congreso, los ahora compadres, elegirán a un gentil presidente del Congreso, quien ferviente promoverá la vacancia presidencial, la cual obviamente ya está preparada y sazonada.

¿Quién sería la beneficiaria de todo este intríngulis? Pues obviamente la Sra. K, quien, como primer escenario apunta a nuevas elecciones generales en las que, por cuestión de estadística, calcula ya le tocaría ganar el premio mayor: la presidencia de la República; o, en todo caso, como segundo escenario, lograr una nutrida representación congresal a la que seguir mochándole el voluntario jugoso diezmo partidario.

Hermanos peruanos, la Sra. K, el Filoterrorista Cerrón, Plata Como Cancha Acuña, Pepe Edificios Fantasma Luna, El Lagarto Mayor y todos los delincuentes disfrazados de políticos asentados en cada distrito, Provincia, Departamento y Región del Perú, optan por el cargo público para robarnos, se valen del poder político para librarse de las consecuencias penales, para lo cual, de ser necesario, serían capaces de traicionar, mentir o vender su alma al Diablo.

De no ser así, cómo se explicaría entonces todo lo que ocurre y seguirá ocurriendo en nuestra folclórica política nacional. Quijotes, la única forma de cambiar las cosas, será cuando los partidos políticos ya no sean de propiedad de los peores; cuando estén liderados por los mejores.

Entonces, ¡Jubilación política ya! de todos los innecesarios que todavía quedan de la política tradicional.

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