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El nefasto ejemplo boliviano

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Fecha Publicación: 27/10/2024 - 23:00
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El Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla exigen cubanizar aceleradamente toda Latinoamérica. Apelan a una realidad: ya están alineados seis países regionales (México, Nicaragua, Venezuela, Colombia, Bolivia y Chile). ¡Triste evidencia jamás imaginada! Hoy vemos -y sentimos en la nuca- la presión marxista en connivencia con los caviares; eternos alcahuetes de la extrema izquierda, como lo comprueba su alianza con Sendero Luminoso, hijo putativo del estalinismo.
¡El caso de Bolivia reviste características muy peligrosas para el Perú! No sólo por la vecindad, sino por similitudes tanto sociopolíticas como culturales entre ambos países. Franklin Pareja, prestigioso politólogo boliviano, advierte algo gravísimo para el Perú en declaraciones brindadas al portal OH. Contrastémoslas con la realidad por la que atraviesa nuestra Policía, a la que, sin medir resultados, maltratan tirios y troyanos mañana, tarde y noche. Paralelamente, hagamos eso mismo con la crisis que embarga el sistema de justicia peruano, vilmente destrozado por la izquierda caviar por motivos incuestionablemente políticos. Según Pareja, en Bolivia existe “un motor de la sublevación contra el poder instituido”. A este último lo representa el presidente Luis Arce, hombre sin personalidad ni coherencia ideológica (Caso Boluarte). El motor sublevante es Evo Morales, quien busca “formalizar ya la subalternización de la justicia y una nueva fidelización y aseguramiento de la Policía y las Fuerzas Armadas”. ¡Bastaría entonces sustituir el nombre Evo Morales por el de Pedro Castillo o Antauro Humala para comprender la magnitud del peligro que estamos enfrentando los peruanos!
Igualmente, Evo propone “el debilitamiento de lo que supondría una rearticulación empresarial, a través del control de la parte económica. Finalmente, busca un freno para que no emerjan nuevas fuerzas políticas.” Adicionalmente, dice Pareja, Morales y su entorno “entienden que debe eliminarse todo espacio que a futuro suponga un riesgo o implique resquicios que permitan reactivar coyunturas que deriven en alguna confrontación de los sectores opositores regionales, sociales, empresariales, etc. Por eso Morales está entregado a la tarea de blindar, tomar y copar todos los espacios. Busca un nuevo país. Pretende reponer un proyecto político que quedó truncado en 2019 para llevarlo o, al menos, permitirle que vuelva a tomar el control del lado político y gubernamental.” Pareja también reconoce que en Bolivia “no existe institucionalidad constitucional ni democrática, y que las instituciones vigentes están al servicio de un proyecto político, de un partido y de una persona”, obviamente llamada Evo Morales.
Asimismo, las condiciones que plantean los bolivianos (“formalizar la subalternización de la justicia y una nueva fidelización y aseguramiento de la Policía y las Fuerzas Armadas”) se aplicarían muy fácil en nuestro caso, por el quiebre disciplinario/legal/constitucional existente en torno al Ministerio Público y Poder Judicial. Ambos divorciados del triunvirato que dicta la Carta: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Finalmente, policías y fuerzas armadas hoy se sienten traicionados por diversos presidentes, responsables del gigante descontento de miles de soldados y policías condenados por jueces extranjeros, por poner el pecho por su patria.
¿En cuánto tiempo semejantes amenazas se convertirán en realidades? ¿Un año? ¿Quizá dos?

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