El multicomplot

La trama del complot en el Perú usa la irónica frase: "Por asesina y corrupta (receptora de financiamientos prohibidos) habrá que vacarla". Cuando Boluarte asumió, un complot quiso sacarla con violencia, hubo muertes y eso la convirtió en “usurpadora/asesina”. Ahora, apareció su exsocio Shimabukuro con acusaciones débiles sobre financiamientos oscuros y eso la hizo "corrupta".

Castillo, Sagasti y otros exmandatarios también tuvieron muertes en marchas y a ninguno se le pudo atribuir responsabilidad política, ni penal.

Por otro lado, el golpista y otros presidentes en pleno ejercicio fueron acusados de escándalos de corrupción y nunca fueron vacados. Entonces, ¿debería preocuparnos? ¡Sí! Por la “cabale”, palabra que significa el acoso o desprestigio para tener a la víctima perfecta del complot, según lo retrata Honoré Daumier en “Crispin y Scapin”.

Todo se trata de confabulaciones y complicidades para que siga adelante: "la política de la pura conspiración". A principios del s. XX, el partido leninista puso en práctica ‘el complot’ como su principio rector.

Al poco tiempo, dicha práctica se daría por asumida en el pensamiento de Gramsci y su revolución. Más allá de que se logre realizar o no la vacancia, aquellos grupos que quieren que se discuta la misma imaginan estar en mundos alternativos para manipular en paralelo la realidad. Así, cuando se elija a la nueva Mesa Directiva del Congreso en julio, estarían listos para asumir el poder que dejará Williams.

Por eso, si la vacancia no prospera ahora, habrán sembrado algo. La denuncia debatida en el Congreso de lo que se supone corrupción en campaña habrá reforzado la idea de que solo fueron irregularidades manejadas en el marco de la vigilancia política. En el ínterin, hasta mediados de año, tenemos al mando a la víctima perfecta del complot, con una aprobación que no supera el 15 % y con un manejo sin punche para afrontar el Niño Costero 2023-2024. Los congresistas quieren quedarse hasta el 2016, y un sector de ellos sin Boluarte.

En el mundo conspirativo tenemos a los partidos políticos, medios de comunicación nacionales e internacionales, opinólogos, ONG internacionales y un grupo de países organizados, llamado "Grupo de Puebla". Aunque sus complots fueron por líneas separadas, el meta siempre era derrocar a Boluarte. Primero, el tema de la "traidora usurpadora y el preso político", intentó llevarnos a unas elecciones apresuradas sin reformas, que hubiesen asegurado un golpista igual o peor en el poder.

Segundo, la “propuesta de forzar el adelanto de elecciones del Congreso”, terminó siendo escrito por el propio Gobierno y buscó mantener la menor número posible de partidos políticos aptos para unos comicios acelerados. Tercero, la “Toma de Lima”, azuzada por la cierta prensa con la frase castillista "el pueblo dice fuera Boluarte".

Cuarto, una “incesante campaña mediática contra la Policia Nacional”, buscó ad nauseam, o hasta dar náuseas, destruir la moralidad institucional sin aún haber resuelto de forma definitiva la situación de Puno.

Quinto, "Aníbal, el candidato del pueblo", nuevamente esa prensa intentó proyectarlo como la alternativa anti-Boluarte, y dejarlo como un héroe incólume tan pronto le impidan postular a cargos de elección o de servicio público.

Finalmente, la “Hoja de Ruta Superación de la Crisis en el Perú” escrita por el Grupo de Puebla y unos políticos retorcidos. En el Perú no existe la crisis política que ellos intentan proyectar manipulando. Santiago Abascal y los organizadores del Foro Madrid en Lima hicieron pedazos el papelito de Puebla, en beneplácito de los asistentes que lo escuchamos decir: “Perú en defensa de Libertad y la Democracia es un ejemplo”.

Nuestro país debe estar preparado para luchar contra el multicomplot y no caer en el desgaste que resumía el escritor argentino Ricardo Piglia en la frase "Hay que construir un complot contra el complot".

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