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El mito de la igualdad ante una justicia mediática

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Fecha Publicación: 14/09/2022 - 19:35
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Sea por la gravedad del delito atribuido, la condición del agente del delito o hasta de la propia víctima, la sobreexposición de algunos casos judiciales respecto de otros termina destruyendo el principio de igualdad jurídica. Cuando en los medios de comunicación se subraya el hecho noticioso de carácter judicial, apelando regularmente a argumentos como la seguridad, la lucha contra la corrupción, la búsqueda de la justicia o el bienestar general, la igualdad de trato se resquebraja paulatinamente.

Uno de los ámbitos en los que se observa el mito de la igualdad es precisamente en el sistema penal. Más aún cuando entra en acción la llamada “justicia mediática”, que opera a través de una selectividad invisible que tiende a minimizar algunos hechos y exponer desmedidamente otros. Esta diferenciación solo debe ser establecida por el persecutor penal mediante criterios objetivos, como la escasa trascendencia penal que tienen determinados sucesos o la primacía de la reparación del daño sobre la sanción. También debe hacerla el Poder Judicial mediante la aplicación de filtros para determinar qué asuntos serán objeto de juzgamiento y condena o cuáles no, dependiendo de si se cuenta o no con la imputación acreditada.

Sin embargo, si los filtros están en manos de los medios de comunicación social, que son los que finalmente establecen las relaciones entre la ciudadanía y los actos criminales, suele suceder que debido a la sobreexposición mediática de determinados hechos la incidencia de los delitos de sangre o patrimoniales puede ser considerada mayor de lo que realmente es. A esto se suma el “fenómeno” de que algunos problemas que ameritarían mayor atención se “invisibilizan”. Por ejemplo, se presta más atención a las noticias sobre la corrupción que a las de la minería ilegal o narcotráfico, que no han desaparecido, sino que simplemente no son de interés en la coyuntura actual, por lo que no ocupan las primeras planas en los diarios, sino que aparecen ocultos en alguna sección. A partir de esto se produce una selectividad natural de aquello que merece ser recordado y lo otro que puede incluso ser más grave, pero que al no haber sido publicado o minimizado merece ser olvidado.

Los filtros mediáticos marcarán el tratamiento futuro del caso judicial, pero difícilmente podrán superar a los filtros objetivos de selección que ofrece el sistema penal. Esto se debe a que dada su trascendencia mediática existirá más predisposición a la persecución y sanción, lo cual contribuye al mantenimiento incierto de causas penales que pese a los años transcurridos nadie se atreve a cerrar. No olvidemos las célebres palabras de Simón Bolívar al respecto: “La justicia es la reina de las virtudes republicanas y con ellas se sostiene la igualdad y la libertad”.

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