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El mensaje de Boluarte

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Fecha Publicación: 25/07/2024 - 22:20
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En los centros educativos de básica regular, el mes de julio goza de un particular prestigio: se celebra el día del maestro y las fiestas patrias, cuyos días centrales en un caso, coinciden con las tan ansiadas vacaciones de medio año de alumnos y docentes.

Las ceremonias cívico-patrióticas, las visitas a museos, los coloquios con historiadores que ponen en relación la herencia cultural con el presente de los estudiantes, los festivales folclóricos, entre otros hitos festivos, expresan, a modo de homenaje, el agradecimiento y respeto que los peruanos del año 2024 tributamos a quienes nos han precedido y que, con su generosidad, trabajo y lealtad, han contribuido a la configuración y sostenimiento del Perú como república libre y soberana hasta nuestros días.

En cada onomástico patrio los peruanos, en cierto modo, reciben la posta y la responsabilidad de darle continuidad a su país, promoviendo su desarrollo y progreso; fortaleciendo la esencia mestiza de la peruanidad; profundizando en sus valores occidental-cristianos, sin renunciar, obviamente, a integrar, comunicar e interactuar con dinamismo y respeto, la costa, la sierra y la selva. Probablemente, en cualquier día de julio, en más de un colegio del territorio nacional, un brazo se podría alzar en medio de una clase; el docente, con mirada amable, lo invitaría a formular su pregunta.

Profesor ¿qué pasa hoy en el Perú? A tenor de la actual coyuntura, ¿qué celebramos? Esa elegante, pero firme interrogante del estudiante, me sabe a interpelación.

Ahora bien, el docente la puede responder: a) anegando de pesimismo las mentes e ilusiones de los estudiantes; b) normalizando toda conducta o pensamiento que enarbole la moral de situación; c) defendiendo con palabras edulcoradas a unos y denostando con calificativos a otros, es decir, creando divisiones artificiales; y, d) por último, procurando ser objetivos, claros y precisos, respetuosos de la realidad peruana, trascendiendo lo más difícil, los fenómenos fotografiados en las primeras planas mediáticas, para intentar la comprensión del fondo que, por cierto, será tarea de los escolares en la trayectoria de su vida ciudadana.

No menos importante es apelar al Perú como nación, cuna de nuestros héroes y lugar de descanso para nuestros antepasados; la unidad que no es una mera declaración: hay más elementos de unión que de separación. La unidad no riñe con la diversidad, riñe con la uniformidad. Parte de la propia identidad y de la misión están configuradas por el sentido de pertenencia y el lugar de nacimiento.

Los estudiantes, niños y jóvenes, aprenden de lo que tocan y ven. En este sentido, bien vale preguntarse, ¿los colegios tienen como parte de su visión educativa a la peruanidad? ¿La historia y la realidad peruana son centrales en el plan educativo nacional? Reto a los padres a que revisen los textos del curso Personal Social que se lleva en primaria, encontrarán poco de historia y mucho de emociones. ¿El Perú cotidiano está al centro de nuestras preocupaciones académicas? En la familia y en la escuela, se aprende que la escarapela se luce en el pecho porque primero se acoge en el corazón.

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