El harakiri de la oposición
Mientras conocíamos el rechazo mayoritario a la nueva constitución chilena (un disparate ultra repudiado por los más pobres), el gobierno de Pedro Castillo redondeaba el psicosocial más efectivo de este período. En medio de un alicaído proceso electoral regional y municipal -la gente está en otra- aparecieron audios revelando una conversación partidaria entre Cesar Acuña, líder de APP, y su bancada.
El escándalo interesado fue inmediato. Se acusó a Acuña de mangonear a la hoy expresidenta del Congreso, Lady Camones para que aprobara un proyecto de ley que le sumaría votos en las regionales de La Libertad, donde postula.
La plática era la de un cacique político con su bancada. Más inocente que las del mandatario con su prosenderista grupo parlamentario o con Perú Libre. La campaña de demolición lo igualó con el ratero gobernante, cosa desproporcionada. Medios y opositores olvidaron el objetivo: que salga Castillo, no Acuña -aún con sus votos no se logra la vacancia-, menos Camones.
En una ocasión el expresidente Alan García comentó que cuando los partidarios llegaban al Parlamento cada uno iba por su lado y lidiar con ello era difícil. Pensar que Acuña digita a su bancada y a la mesa directiva es irreal. El congresista Bermejo, vinculado al MRTA, presentó una moción de censura contra Camones. Un afiebrado sector de la oposición pisó el palito y ¡respaldó a Bermejo. Nos quedamos sin presidenta, con un Congreso debilitado y una extrema izquierda que ganó un espacio de oro. Fina cortesía de doce representantes de Avanza País y Renovación Popular y otros independientes que aprobaron discutir la censura. 64 votos a favor, 42 en contra.
El día anterior al harakiri, el psicosocial gubernamental nos brindó una conferencia de prensa del premier Aníbal Torres. Se rasgó las vestiduras por los audios de Acuña, mintió con descaro, afirmando que los empresarios no invertían por culpa del Congreso y que la economía marcha fantásticamente bien. Completó el sainete la presentación de una tal “prensa alternativa”. Lúmpenes contratados que aparecerán de nuevo. Torres insultó a los medios como nunca en este año. Se despachó. Pero un sector de la oposición estaba en Babia, participando del golpe contra el Parlamento. Su obsesión por Acuña los obnubiló.
El candidato de los demócratas para presidir la mesa directiva parece ser el congresista José Williams, general EP quien comandó la exitosa operación Chavín de Huántar, novel en política. La censura a Camones, donde participó un equivocado sector de la oposición, logro 61 votos. El Congreso está en zozobra, peligra su conducción. Además, la fragmentación es enorme. Gracias a ello surgieron nuevas bancadas que concuerdan con el gobierno. Tienen más comisiones que la oposición.
El lunes próximo será decisivo para el Perú. Castillo ha emulado la manera senderista de hacer política: abrirse espacios como sea y tener participación pública. No importa que la prensa alternativa sea de pacotilla, basta aparecer. Tampoco interesa perder la presidencia del Congreso, ya samaqueó fuertemente a la democracia. Su base magisterial, Fenatep-Movadef obtiene licencia sindical -que nunca tuvo- en horas de clase. Los prefectos y subprefectos del Movadef se incrementan. La Policía es afrentada digitada, controlada. La moral es necesaria en política, no la moralina. Necesitamos menos cabezas de ratón, férrea unidad de la oposición y no perder el objetivo.
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