¿El golpe avisa?
Vizcarra muestra nuevamente su talante dictatorial al exigir al Congreso aprobar un proyecto de ley que declara en “emergencia” al Ministerio Público; pretende lo vea el pleno sin pasar por las comisiones respectivas, y extorsiona a los congresistas diciéndoles que hará uso de la ‘cuestión de confianza’ si su encargo no pasa, o sea disolverá el Legislativo si no se sale con la suya. El congresista Jorge del Castillo dice “¿Por qué nos vamos a someter a una cosa que viola la Constitución y que puede ser el germen de otros pasos?”. Para el jurista Enrique Ghersi “no se puede declarar en emergencia un organismo autónomo del Estado consagrado por la Constitución […] el camino escogido es inconstitucional y tiene consecuencias políticas”. La abogada Beatriz Mejía sostiene que los congresistas deben “poner fin a la pretensión dictatorial de Vizcarra, que teniendo 47 denuncias en el Ministerio Público no goza de la imparcialidad ni idoneidad como para plantear su emergencia”. Es claro que Vizcarra quiere el poder total sin la democrática separación entre ellos. Ante nuestros ojos desmantela la institucionalidad democrática, su autoritarismo ya es insolente y pretende gobernar basándose en la momentánea popularidad otorgada por la turba.
El presidente accesitario ha creado una ‘Comisión de Alto Nivel para la Reforma Política’, encabezada por el politólogo Fernando Tuesta, quien fuera destituido de la ONPE en 2005 por el Consejo Nacional de la Magistratura (CNM): “me destituyen por supuestas consideraciones éticas y morales pese a que ellos no las tienen”, fue su única defensa. En un artículo publicado el jueves último en “El Comercio”, Tuesta dinamita las barreras al poder presidencial y cuestiona las prerrogativas congresales consagradas en la Constitución, intentando groseramente legitimar un posible cierre del Congreso: “no se puede decir, por ejemplo, que la censura es democrática y que la disolución del Parlamento no lo es”. Para Tuesta nuestra Constitución genera “un desequilibrio de poderes que pone en riesgo la tan buscada gobernabilidad”, porque nuestro presidencialismo es “híbrido”, y la Constitución deja “desprotegido” al presidente al impedirle disolver el Congreso al final de su mandato.
¡Cuidado! nos gobierna un señor por el que nadie votó, que convoca a otros -no electos, mayoritariamente marxistas- para ‘reformar’ el sistema político, redactar una Constitución a su medida de aspirante a tornillo del sillón presidencial, ansioso por disolver el Congreso y que quiere hacerse, también, de la Fiscalía.
El golpe marcha silencioso.