El globalismo, el progresismo y la agenda woke: un análisis crítico

Quijotes, en la actualidad, debido a los adelantos tecnológicos que han relativizado la convivencia global en tiempo y espacio, el mundo está experimentando una serie de cambios profundos que están redefiniendo la forma en que vivimos, pensamos e interactuamos; siendo que el globalismo, el progresismo y la agenda woke son tres conceptos que han ganado gran relevancia en este contexto, pero que también han generado una serie de críticas y controversias que es importante analizar.
Se critica al globalismo por su tendencia a homogeneizar las culturas y a crear desigualdades económicas. La globalización ha llevado a la transferencia de poder de los gobiernos nacionales a instituciones internacionales y corporaciones multinacionales, con la consecuente pérdida de soberanía nacional.
El progresismo, acusado de intolerancia y dogmatismo, rechaza cualquier punto de vista que no se ajuste a su ideología. La falta de respeto a la diversidad de opiniones y la tendencia a imponer sus propias creencias y valores a otros generan críticas y controversias.
Se critica a la agenda woke por su tendencia a la cancelación y la censura, así como por su falta de sutileza en la comprensión o interpretación y complejidad de puntos de vista distintos. La cultura woke se enfoca demasiado en la culpa y la vergüenza, lo que puede llevar a la parálisis y la inacción.
La crisis canadiense que finalmente provocó la renuncia del primer ministro canadiense Justin Trudeau, y la crítica situación en la que se encuentra California, en gran medida, se deben a las políticas públicas aplicadas alineadas a la izquierda globalista, al progresismo y a lo woke. Efectivamente, en ambos casos se aplicaron costosos programas sociales, se abrieron las puertas a la inmigración ilegal trayendo consigo el desorden, la delincuencia y el descalabro económico.
En Canadá, como en los EEUU, el alinear la política pública con la agenda woke, el progresismo, el globalismo y, prácticamente, haber instaurado la dictadura de las minorías determinó la derrota electoral de Kamala Harris y la dimisión de Justin Trudeau. En América en su conjunto pareciera, en base a los resultados de las últimas elecciones presidenciales, que se está virando hacia la derecha tradicional, la que está a favor de lo tradicional, a favor de la familia no por la agenda woke, en defensa de la vida no por el aborto, a favor de la iniciativa privada no por lo colectivo.
Quijotes, en abril de 2026, con más de 60 partidos políticos pugnando por el poder, ¿será que la agenda woke, el globalismo y los progres subsistirán a la luz del debacle venezolano, boliviano, colombiano y chileno? Yo creo que no, creo que ganará la derecha, un radical percibido de acción, creíble, que hable claro, que conecte con la población; pero la verdad es que, con ese perfil, sólo veo uno hasta ahora… ¡ESO ES TODO, AMIGOS!

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