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El gas, una de las obsesiones gubernamentales

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Fecha Publicación: 01/11/2021 - 22:50
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Los prejuicios y las obsesiones son parte de la identidad del gobierno de Pedro Castillo, cuentan entre otras: la hispanidad, el referente boliviano, las clases medias, las multinacionales y las industrias extractivas, donde la minería y los hidrocarburos, en particular el gas, son parte de la letanía del discurso oficial.

En el caso del gas tienen dos ideas fijas: disminuir el precio del gas licuado de petróleo (GLP) y la masificación del gas natural (GN). No tienen diagnóstico alguno sobre ninguno de los dos temas, por ende, carecen de propuesta, y para cerrar el círculo pernicioso, no cuentan con profesionales con los cuales puedan llevar una negociación.

En el sumun del desconcierto gubernamental el fin de semana pasado, desde La Paz, Bolivia, nos anunciaban diez acuerdos binacionales, tres de ellos referidos al gas: comercialización de GLP, interconexión de gasoductos y redes de distribución de GN en zona fronteriza. Vale la pena que se haga un breve análisis.

La comercialización de GLP se viene haciendo hace años en la zona fronteriza de Perú y Bolivia, en dos vías: contrabando, a precio baratísimo por los subsidios bolivianos y dentro de la formalidad, donde se vende a precio internacional; se supone que esta es la modalidad que pretenden incentivar. Hay que recordarles que el abastecimiento importado representa el 20% de la demanda y las cantidades significativas ingresan por el Callao procedenteS de la Costa del Golfo de México; pensar que el acuerdo va a modificar el precio local es una ilusión.

Sobre la interconexión de gasoductos, ya pasamos a la categoría del paroxismo, ¿qué consorcio privado va a invertir en estas obras faraónicas que bordean los 4 billones de dólares en cada país?
En cuanto a la distribución de gas por redes, tendría que hacerse con recursos estatales, pues no habrá empresa interesada en hacerlas, donde el costo por abastecer a un consumidor bordea 1,900 dólares, sin posibilidad alguna de retorno. El fracaso en junio pasado del proyecto de siete regiones luego de 7 años de intento es un ejemplo elocuente.

Estamos ante un gobierno sin brújula que cree que haciendo prensa con un mandatario itinerante, convencerán a la ciudadanía que están haciendo gestión; el desencanto vendrá pronto.

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