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El fracaso de los chiquillos manipulados

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Fecha Publicación: 22/09/2025 - 22:50
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Los desmanes violentos de un puñado de chiquillos mezclados con cuarentones y delincuentes no se pueden considerar —según dice cierta prensa cómplice— como “la protesta de la Generación Z”.
Técnicamente, los Z o “zoomers” son la cohorte demográfica nacida entre 1997 y 2012, por tanto, tienen entre 13 y 28 años de edad. En el Perú son jovencitos que, como revelan las encuestas tabuladas, tienen posiciones marginales en la política, mayoritariamente no militan en partidos e ideológicamente se declaran en un 40 % de derecha y 24 % de izquierda.
En cuanto a los símbolos utilizados, One Piece, la calavera con sombrero del anime japonés de Eiichiro Oda, es pura novelería. Especialistas semióticos sostienen que la serie, inspirada en la historia real de piratas, “teje críticas al capitalismo y las desigualdades estructurales, enfrentándose al colonialismo europeo”. Algo absolutamente alejado de nuestra realidad política. Aquí los chiquillos no saben por qué protestan, no entienden qué es una AFP, defienden a la suspendida fiscal de la Nación Delia Espinoza, piden el cierre del Congreso, el adelanto de elecciones (sic), la destitución de Dina y la revolución total. Un pastiche intragable.
Esta falta de consistencia revela que detrás de los tirapiedras hay ideólogos que quieren desestabilizar al régimen en víspera electoral e intentan estallidos sociales como el de noviembre del 2020. Esos titiriteros, además de utilizar a los jovencitos como carne de cañón, dan estructura a las marchas, organizan columnas, vanguardias, artilleros de bombas incendiarias y hasta médicos y abogados para intervenir en caso de incidentes con la policía. Adicionalmente, prestan soporte mediático y mantienen ejércitos de activistas en las redes sociales.
El plan no les ha funcionado porque los aproximadamente 450 manifestantes fueron cercados en Plaza San Martín sin poder expandirse en el centro de Lima, mientras los dinamiteros fueron aprehendidos y apenas pudieron hacer una fogata en el portal de la Corte de Justicia del parque Universitario. Nada importante, gracias al estupendo manejo de la PNP.
¿Quiénes son los manipuladores? Los cabecillas caviares de siempre han dado resonancia a las marchas y azuzado la violencia. Pero quienes han financiado la aventura e intentado explosiones mayores son los ultras vinculados a Sendero, el ML-19 y al terrorismo; grupos peligrosos que, además, tienen vínculos con el narcotráfico y la minería ilegal.
El fin de semana fracasaron. Pero, a no descuidarse, estos subversivos pueden provocar una violencia mayor en las elecciones del 2026.

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