El Estado republicano en el Perú y los derechos humanos
En el Perú, desde el inicio de la República, las relaciones sociales, políticas y económicas se configuraron a partir de los remanentes del colonialismo y el régimen estamentario y semifeudal.
Además, la falta de una élite que pudiera implementar un proyecto nacional hegemónico integrador y funcional, entre otros factores, estableció formas violentas de relación entre peruanos que se manifestó a través de una profunda crisis civilizatoria.
En el periodo de celebración del Bicentenario de la Independencia nos encontramos en un proceso de reconstrucción nacional y el grado de violencia presente antes, durante y después del conflicto armado interno sigue marcando las relaciones sociales entre peruanos.
Asimismo, la expresión de la violencia social ha trascendido los esfuerzos, muchas veces lentos y frustrantes, del Estado y la sociedad por fortalecer instituciones públicas que lleguen a todo el país para construir por primera vez una ciudadanía inclusiva de las mayorías excluidas.
Así, la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes son violencia y atenta contra los DDHH siendo la modalidad de violación de los derechos humanos más extendida en el Perú, el Estado peruano ha realizado acciones insuficientes para prevenirla y sancionarla. En consecuencia, la distinción entre la tortura y los tratos crueles, inhumanos y degradantes parece ser una cuestión de intensidad que será objeto de apreciación en cada caso particular.
La apreciación de esa intensidad o dolor debe interpretarse, en opinión de la Corte Europea, a la luz del momento, que podría rechazar prácticas anteriormente toleradas y aceptadas.
En la reciente obra pionera “El experimento de Daniel Alcides Carrión” del Cuerpo Médico del Hospital Nacional Dos de Mayo se señala sobre la tortura del control mental: “Control mental es un proceso reductivo en el que un hombre se reduce a un animal o máquina. (…) En la actualidad, el control mental puede ser desarrollado con neurotecnología invasiva, implantes, microchips o nanobots cerebrales.
El gobierno de los Estados Unidos ha negado la existencia de un programa de armas de control mental, sin embargo la existencia de tecnología capaz de crearla sugiere la existencia de un programa de armas de control mental clasificado.
Recientes investigaciones sugieren que el reciente proyecto estadounidense BRAIN públicamente presentado por el propio presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, Barack Obama, es en verdad un programa de control mental, el programa puede tener la extensión de su predecesor, el MKULTRA, pero en contraste al MKULTRA que fue detectado tardíamente y hubo sólo una investigación retrospectiva, el actual programa de control mental estadounidense ha sido detectado en pleno desarrollo por recientes investigaciones”.
Defendamos los derechos humanos en todos los rincones del Perú.
(*) Escritor, sociólogo y analista político. Consultor Internacional en Derechos Humanos para VIACTEC.
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