El enfrentamiento por el “patio trasero”
Con los conflictos arancelarios existentes entre Brasil , Colombia y los EE UU, con un contingente de barcos de su armada en aguas internacionales del Caribe y con el ilegal lanzamiento de misiles contra una lancha frente a las costa venezolana y la consiguiente muerte de 11 ocupantes de dicha lancha frente a la costa venezolana por un supuesto transporte de drogas , Sudamérica no está atravesando por su mejor momento en las relaciones con Washington.
Como ya lo señaláramos en anteriores columnas en relación al fracaso de las penalidades de EE UU a Rusia: gracias a los BRICS, cuando Europa dejo de comprarle energía fue sustituido rápidamente por las compras de China e India, lo que neutralizó en mayor castigo. Repitiéndose resultados similares en los casos de Canadá y de Venezuela. Por lo que China debe de tener un equipo que está atento a los casos en que EE UU impone importantes penalidades, para que inmediatamente aparezca China en los países afectados y les tienda una mano amiga .
De esa manera no solo se afecta la eficiencia de las sanciones de Washington sino que China compra a buen precio productos que necesita. Y, desde el punto de vista geopolítico, aprovecha la coyuntura para aumentar la dependencia y lealtad a China por parte de los países afectados.
Es que Washington sigue utilizando sanciones que funcionaban durante la guerra fría porque no había países que osaran enfrentarse a EE UU en su zona de influencia. Sin embargo, en un mundo que está dejando de ser unipolar y pasando a ser multipolar, y con el rápido ascenso de China, los países “castigados” ahora tienen alternativas. Hoy existen alternativas financieras, nuevas rutas comerciales (de Chancay a Shangai por ejemplo) y una población cansada de las amenazas y presiones de EE UU.
El cambiante mundo actual está siguiendo atentamente las políticas de Donald Trump, y cada error de cálculo de su gobierno acelera las posibilidades que deje de ser el centro del poder global. Por ejemplo Trump, presionado por su promesa electoral de reindustrializar el país y traer de vuelta a las manufactureras de EE UU que se fueron a China a fines de los 70s y en los 80s, presiona a diversos grupos empresariales para que desarrollen sus operaciones en EE UU , entre ellos Apple. Sin embargo Tim Cook, director ejecutivo de dicha empresa viajó a Pekin a inicios de este año y alertó que un desacoplamiento total de China , le costaría a su empresa más de 21,000 millones de dólares!!! . Lo que estaría reflejando la elevada interdependencia entre ambos países, incluso cuando el discurso oficial enfatizaba la ruptura.
Desde el punto de vista geopolítico lo que China, a través de sus empresas públicas ha estado ejecutando desde hace años, es adquirir o desarrollar una selecta infraestructura portuaria global. Lo que ha venido acompañado de un desarrollo y control de nuevas rutas fundamentales, como la de Chancay a Shangai, por ejemplo. Lo que refleja el interés de China de aumentar su presencia en Sudamérica, por la diversidad de materias primas que posee, y la aguda necesidad china de asegurar un abastecimiento adecuado a su inmensa población.
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