El dilema ético y el Derecho

Dilema proviene del latín “dilemma” y significa “dos premisas”. Sus orígenes nos llevan a la antigua Grecia, donde filósofos como Sócrates y Platón, maestro y discípulo, respectivamente, exploraron lo complejo de la conducta humana y la toma de decisiones. En la obra “La República” (Platón, circa s. IV a.C.) encontramos al famoso dilema del anillo de Giges, que hace alusión a la naturaleza injusta de los individuos y, que, si pudiéramos ser invisibles ante las normas, lo seguiríamos siendo.
Ello nos lleva a actuar de manera ética solo cuando estamos bajo el escrutinio de las normas y es posible ser descubierto al cometer un acto contrario a ellas. Este dilema sigue siendo relevante en el debate contemporáneo sobre la integridad y la honestidad.
En el ámbito legal, el dilema ético se manifiesta en situaciones donde surgen conflicto entre lo ético y/o lo legal. Tenemos el caso emblemático es el de Clarence Gideon, que ya estando sentenciado y cumpliendo condena, luchó por obtener un abogado defensor en el juicio que enfrentaba en 1963. Se generó el caso “Gideon vs. Wainwright” en la Corte Suprema de EE.UU. Este caso tiene el conflicto entre garantizar el acceso a la justicia y proporcionar una defensa legal adecuada.
Otro caso paradigmático es el de Edward Snowden, quien en 2013 reveló la existencia de programas de vigilancia masiva por la Agencia de Seguridad Nacional de EE.UU. Snowden se enfrentó a la decisión de cumplir con su deber como funcionario del gobierno o proteger la privacidad.
Estos conflictos también se presentan en el ámbito empresarial cuando se toman decisiones que implican una evaluación de sus intereses financieros versus y su responsabilidad corporativa. Tenemos el caso de Enron del 2001, WorldCom en el 2005, Madoff del 2010, Volkswagen en el 2015, y en los últimos años Petrobras y Odebrecht.
Los casos mencionados anteriormente- junto con otros muchos- tuvieron repercusión internacional y generaron pérdidas millonarias para los involucrados al enfrentarse a dilemas entre rentabilidad, honestidad y transparencia.
Así, podemos definir el dilema ético como una situación que nos confronta con dos opciones aceptables, pero contradictorias donde cualquier elección conlleva consecuencias difíciles debido a que, al elegir una opción, se desatiende la otra, lo que resulta incorrecto o injusto.
Entonces, ¿cómo deberíamos actuar? Se han desarrollado diversos enfoques para su tratamiento. El utilitarismo del Siglo XIX, representado por Jeremy Bentham y John Stuart Mill, sostiene que la ética debe maximizar la felicidad o el bienestar general. Por otro lado, la ética deontológica de Immanuel Kant, enfatiza el deber y la obligación moral independientemente de las consecuencias.
Quizás nos guíe la obra “Ética a Nicómaco” (Aristóteles, circa S. IV a.C.): “La virtud es el resultado de hábitos correctos, consiste en un término medio entre los extremos opuestos de exceso y deficiencia”.

Abogado, docente universitario, consultor legal

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