El derecho de información y la libertad de prensa

A propósito de la última denuncia presentada por un ministro de Estado contra profesionales del periodismo que producen y conducen un programa de televisión nacional, debemos recordar que nuestra Carta Fundamental y tratados internacionales, de los cuales el Perú ha suscrito y ratificado, consagran tanto el derecho de información como el de la libertad de prensa.
El artículo 2, en su inciso 4, de nuestra Constitución Política establece que:
“Toda persona tiene derecho… A las libertades de información, opinión, expresión y difusión del pensamiento mediante la palabra oral o escrita o la imagen, por cualquier medio de comunicación social, sin previa autorización ni censura ni impedimento alguno…”.
Asimismo, la Convención Americana sobre Derechos Humanos Pacto de San José, en el artículo 13, incisos 1, 2 y 3, señala que:
“Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de expresión. Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección… El ejercicio del derecho previsto en el inciso precedente no puede estar sujeto a previa censura sino a responsabilidades ulteriores… No se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles oficiales o particulares de papel para periódicos, de frecuencias radioeléctricas, o de enseres y aparatos usados en la difusión de información o por cualesquiera otros medios encaminados a impedir la comunicación y la circulación de ideas y opiniones”.
Y, de acuerdo con el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, en el artículo 19, en los incisos 1 y 2, se precisa que:
“Nadie podrá ser molestado a causa de sus opiniones… Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión; este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección”.
Por lo tanto, la normativa nacional e internacional antes citada nos permite confirmar que se encuentra debidamente garantizado el derecho de toda persona de estar suficientemente informada de los acontecimientos internos y externos de su país y del extranjero; razón por la cual se hace necesario que los medios de comunicación hablados, escritos y televisados cuenten con la seguridad de que, en su labor de investigación periodística y en la obtención de información con miras a su posterior difusión, tengan la libertad necesaria que les permita actuar con eficiencia y eficacia, en procura de mantener a la población nacional al tanto de la realidad social, política y económica que la comprende.
El derecho de informarse, como consecuencia de un efectivo ejercicio de la libertad de prensa, es un instrumento muy importante en cuanto contribuye a un mejor funcionamiento del sistema democrático. Pues una “libertad de prensa sometida al control político de turno” deja de ser un derecho del medio de prensa y pasa a ser un “instrumento odioso del manejo del poder”.
Inclusive, debe quedar claro que, a partir de la información —que se refiere a la difusión de noticias relacionadas con los hechos y acontecimientos que se producen en el diario vivir ciudadano—, existe también el derecho de opinar, que permite que, a partir de las referidas noticias, especialistas y/o analistas puedan comentarlas, dando a conocer sus particulares puntos de vista.
Derecho de opinión que no se debe dejar pasar desapercibido; pues, independientemente de que se pueda estar o no de acuerdo con lo que se comenta, es necesario e imprescindible conocer la opinión de los que, se supone, más saben al respecto, a fin de estar en condiciones de sacar nuestras propias conclusiones.
Una población desinformada, o a la que le llega la información distorsionada, está condenada a vivir equivocada de su propia realidad. Y eso es lo que debemos evitar, para no cometer errores a la hora de votar.

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