El cuco de la democracia en riesgo
La “minoría bullangera” pretende imponer lo que le conviene a sus intereses, como si fuera un sentir mayoritario y verdad absoluta.
Quienes repiten gritando una estupidez, durante buen tiempo y tienen un coro que cacarea lo mismo, gana. Así de ‘inteligentes’ estamos.
Y para asustar se unen los caviares y rojos, que pretenden hacernos creer que la democracia está en riesgo. Ajá y esto solo porque ellos no son parte del actual gobierno, han perdido poder desde el golpe de Castillo.
Habría que empezar por asumir que todo está en constante riesgo, desde la propia vida hasta las estructuras de nuestras casas, pasando por el viejo árbol de la esquina, urinario de los perros del barrio.
La democracia está en riesgo, tanto como el comunismo, la dictadura –civil y militar–, y como la libertad. La vida desde que apareció sobre la tierra ha estado en riesgo y en enfrentamiento constante. Y así es que aparecieron las civilizaciones y avanzaron con acciones buenas para la mayor parte de la tribu.
Para la cúpula de narcocomunistas cubanos y venezolanos, por ejemplo, lo que ellos viven es una democracia radical y extrema, disfuncional por culpa del “imperio”. ¿Cuál imperio? Y eso lo sostienen ante una población pauperizada, muerta de hambre y que trabaja por migajas.
Esos pueblos desmoralizados y sin esperanza han olvidado la certeza de nuestros ancestros convencidos del riesgo constante, que aprendieron a protegerse para garantizar su supervivencia. Esa supervivencia se apoyó en el desarrollo de herramientas, la colaboración social y la capacidad de controlar el fuego.
A nadie se le ocurría andar vociferando lo obvio, ni rompiendo las armas que otros desarrollaban para defenderlos. Los más capaces de proteger a la tribu estaban a la cabeza y si aparecía otro más fuerte y capaz, el lío era entre ellos. Nadie se apoyaba en quienes debían ser protegidos para meterles miedo.
El filósofo José Ortega y Gasset decía que dos razones permitieron el progreso de la civilización humana, la democracia, la adquisición de derechos sociales y civiles (lo que incluye la propiedad privada) y el establecimiento y la consolidación de instituciones que trascienden las generaciones humanas.
La democracia, como todo, está en riesgo. No porque lo griten cuatro gatos, sino porque esos no hacen nada más que hablar en vez de contribuir a mejorar la alimentación de las embarazadas, mejorar la calidad de la educación e impulsar la ciencia y la tecnología como las principales herramientas del progreso humano.
La democracia está en riesgo cuando se critica y no se ofrecen soluciones, si no nos cuidamos unos a otros, si no limpiamos nuestro único hogar en el universo, si no conservamos el agua, se protege el aire, la tierra y los mares; y no porque unos zurdopatas lo griten para asustar.
Trabajar para que los más, tengan una calidad de vida digna, con oportunidades y acceso a servicios de calidad, eso protege la democracia. ¿Ya? Ahora, ¡cállense!
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