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El costo del caudillismo

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Fecha Publicación: 04/11/2020 - 21:00
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En nuestra columna de la semana pasada hemos expresado nuestra grave preocupación por la inestable realidad política, económica y social que nos agobia frente al Bicentenario de nuestra independencia, llegando a la conclusión que, desde entonces, ni hemos comprendido lo que es una República ni nos hemos preocupado por construirla estructurando como sus bases a instituciones sólidas que garantizan un sistema democrático sustentado en el equilibrio de poderes.

Si bien es una tradición en nuestro país la vigencia de un régimen presidencialista, eso no significa, en modo alguno, un debilitamiento del principio fundamental para una democracia relativo al equilibrio de poderes y de controles mutuos.

Sin embargo, casi siempre, desde el Ejecutivo, el caudillo de turno ha manejado los hilos del poder para someter o neutralizar, con la zanahoria o el garrote, a los otros poderes públicos y demás instituciones como la Contraloría, la Fiscalía, la hoy Junta Nacional de Justicia, el Jurado Nacional de Elecciones, entre otros, siendo la percepción ciudadana, aunque exista alguna excepción, de que todas ellas siempre se acomodan al poder de turno abdicando de las potestades que les confiere la Constitución para cumplir sus objetivos en pro de la gobernabilidad y gobernanza.

La vacancia de un presidente que ha perdido la necesaria autoridad moral para encarnar la dignidad y el honor de la Nación, no sería ningún problema si tuviésemos una sólida institucionalidad, porque los sujetos pasan y son prescindibles, pero el Estado queda y debe seguir actuando sin demasiados sobresaltos.

Como no existe institucionalidad, comenzamos a buscar excusas respecto a quedarnos sin gobierno (como si el Presidente fuera el gobierno absoluto) admitiendo como excusas el posible agravamiento de la crisis de salud, de la economía, de la educación, de la justicia y muchos más problemas, como si en el presente estuviésemos en el mejor de los escenarios.

Otra excusa que refleja la falta de institucionalidad es que estando a pocos meses de elecciones generales hay que tolerar lo que tenemos porque falta poco para que se vayan a sus casas.

Olvidan que, si el Presidente está amagado por la justicia, desde diferentes flancos, existiendo imputaciones con declaraciones de testigos en su contra pero autores o coautores de los delitos investigados, con mucha prueba objetiva que ya se arriba a la probabilidad cercana a la certeza; no es razonable que detente el poder por un minuto más porque lo utilizará para buscar impunidad.

¿Qué sucederá con los colaboradores eficaces, documentos, probable manipulación de fiscales y jueces?