El costo de votar mal
La desgracia nacional no sólo es esta desgarradora incompetencia, estupidez y fracaso de los últimos cuatro gobiernos que hemos tenido, desde que el 2011 la izquierda asumió el poder con Ollanta Humala, seguido por otros ineptos como “yo soy socialista” Kuczynski, Vizcarra, Sagasti y Castillo. El caso se agudiza por la incapacidad absoluta para gobernar de la mandataria Dina Boluarte, sin tener la más pálida idea de qué hacer y NO hacer, para evitar que el Perú siga desbarrancándose. No obstante, reconfirmando el espíritu de lucro a costa del pueblo que mantiene el socialismo, ha decidido cuatriplicar su sueldo a costa de seguir exprimiendo al país entero.
Como consecuencia de esta volcánica ineptitud, los ministros que la acompañan tienen el mismo gen del cretinismo. Uno de ellos es el hoy —nada menos que— ministro de Economía, tras haber sido ministro de Transportes sin saber de la misa a la media. Ahí tenemos como prueba el abandono en que deja al puerto Chancay, sin vías de comunicación —carreteras y/o ferroviarias— ni acceso y/o salida adecuado al y del puerto hacia la colapsada avenida anteriormente conocida como la Carretera Norte; única senda para el traslado de la carga de llegada/salida desde/hasta aquel megapuerto.
Ahora resulta que el régimen Boluarte quiere utilizar el clausurado terminal aéreo Jorge Chávez para “descongestionar” el —bastante mal concebido— nuevo aeropuerto. Pero su inexperto exministro de Transportes —hoy encargado de nuestra Economía sin experiencia, ilustración ni experiencia alguna— “negoció” con el concesionario Lima Airport Partners que el futuro del decente, amplio, cómodo terminal “Jorge Chávez”, quedaba a criterio de ellos.
El contrato de uso actual establece un modelo de operación con un solo terminal integrado, e impide el uso del antiguo terminal para vuelos comerciales, pues, según la concesionaria, será reconvertido “para aviación privada, logística y ‘servicios’”, dentro de los cuales está el proyecto “Ciudad Aeropuerto”. Concretamente, el gobierno no puede disponer del antiguo terminal para vuelos nacionales sin antes renegociar con LAP. De hacerlo unilateralmente, expondría al país a serias consecuencias legales, económicas y reputacionales. Empezando por un arbitraje internacional ante el CIADI, sujeto a millonarias indemnizaciones. El Perú ya enfrenta demandas multinacionales por casos similares (como el Gasoducto Sur y/o Chinchero), y este nuevo conflicto empeoraría nuestro perfil de riesgo como país.
El antiguo terminal ha sido clausurado, porque el nuevo fue diseñado para operar de forma individual. Según el concesionario, abrirlo implicaría duplicar procesos y/o trabas de conectividad entre terminales, generando ineficiencias y confusión entre las aerolíneas y los pasajeros, afectando la competitividad del aeropuerto. Aparte de negociar una adenda al contrato, Dios sabe a qué precio.
Este es el costo de tantas estupideces de los regímenes socialistas que nos han gobernado con los pies, además robándonos canallescamente y enriqueciéndose tanto los jerarcas del Ejecutivo como el Legislativo. ¡Encima imponiéndonos una seguidilla de leyes y decretos tramposos que solamente agravarán el estado catatónico de nuestra desolada nación!
Este es el costo de votar mal, amable lector. ¿Algún día la mayoría de peruanos aprenderá a votar inteligentemente?
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