El Consejo de Seguridad debe desescalar enfrentamiento Israel-Irán

Explicaba a reputados profesores aquí, en la Facultade de Direito do Centro Universitário das Facultades Metropolitanas Unidas – FMU, de Sao Paulo, que, a mi juicio, el único que podría desescalar los enfrentamientos militares entre Israel e Irán, es el Consejo de Seguridad (CS) de las Naciones Unidas. El CS, está integrado por 5 miembros permanentes y 10 no permanentes. Los permanentes son los que, en el realismo político de las relaciones internacionales, sí tienen vela en este entierro: Estados Unidos, China, Rusia, Reino Unido y Francia, son los que tienen capacidad política, pero sobre todo militar, para detener la referida escalada del conflicto desatado entre las referidas dos más importantes potencias del Medio Oriente. Conforme al Derecho Internacional, el CS tiene en sus manos el monopolio del uso de la fuerza en el mundo, pero si no se apura, todo se le puede ir de las manos, como pasó con el asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria y de su esposa, en Sarajevo, el 28 de junio de 1914, dando origen a la Primera Guerra Mundial, y el desenfreno de Adolfo Hitler que ordenó cruzar la frontera polaca el 1 de setiembre de 1939, dando inicio a la Segunda Guerra Mundial. Los episodios de 1914 y 1939, aunque no fueron propiamente de naturaleza bélica inicial –no hubo ataques–, si constituyeron momentos álgidos para la paz mundial porque se produjo un magnicidio y el quebrantamiento de la inviolabilidad de las fronteras nacionales, que se había erigido en una de las bases pétreas del derecho internacional hasta ese momento asumido como un modelo para la paz mundial. Hoy estamos espectando la normalización de la “guerra preventiva”, es decir, que un Estado que, considerándose amenazado por otro, por esa sola razón se adelanta, atacándolo, sin que se haya verificado una justificación como lógicamente pasa con la legítima defensa, que es la respuesta armada a la afectación producida. Israel lo hizo contra el mundo árabe en 1967, invadiendo todo el Sinaí, Estados Unidos contra Irak de Sadam Hussein en 2003, y Rusia con su invasión sobre Ucrania en 2022. La legitimación de la guerra preventiva es extraordinariamente gravísima para la paz en el globo y debo advertirlo con muchísima preocupación. En este marco bélico funesto para la tranquilidad internacional, el CS debería conminar –puede hacerlo– a Israel e Irán a que detengan sus ataques recíprocos. El riesgo de que no haya en lo inmediato una cesación de los enfrentamientos podría extender las acciones bélicas hacia otros espacios del globo, promoviendo la emersión de actores que terminarán cerrando filas con uno u otro de los dos Estados directamente involucrados. La poderosa capacidad bélica de Israel y de Irán es el marco de mayor preocupación internacional. Algo no ha ido bien en Medio Oriente porque se ha permitido que ambos países puedan tener agenda propia y abierta y hasta mostrarse desafiantes ante las superpotencias que actúan como sus clásicos aliados estratégicos. Veremos, en consecuencia, en las próximas horas o días, cuál es el temperamento del CS. ¡Rezemos!

(*) Excanciller del Perú e Internacionalista

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