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El “Congreso” del 2020

Fecha Publicación: 14/10/2019 - 22:00
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A medida que transcurren los días luego del solitario, falso en su fundamento y, por tanto, nulo intento de disolver el Congreso perpetrado el 30 de setiembre último por M. Vizcarra, presidente suspendido en el cargo, va despejándose cada vez más el panorama y quedando en evidencia no sólo que se trató de un acto de fuerza contrario a la Constitución sino también que responde a todo menos al exceso de un aprendiz de dictador.

¿Qué tenemos, entonces?

Un Vizcarra mirando al cielo sin saber qué responder cuando una periodista -no manejada a control remoto por algún asesorcillo de Palacio- le preguntaba cuáles serían sus actos inmediatos de gobierno especialmente en aquellos en que había sido, supuestamente, obstruido por el Congreso. Peor aún, un Vizcarra que se contradice al dar como razón del golpe al Congreso ya no la “denegación fáctica” de una cuestión de confianza, sino el que le rechazaran el caballo de Troya de su adelanto de elecciones.

Lo único indudable es que Vizcarra no quiere dejar el poder en el 2021. Y no es porque le interese gobernar el país para sacarlo de alguna crisis o para consolidar alguna reforma estructural por él emprendida.

Su razón no es otra que salvarse de graves responsabilidades penales en las que está y estaría incurso a resultas de su gestión como gobernador de Moquegua, su sociedad con empresas incursas en corrupción y su gestión como ministro de Transportes y Comunicaciones en la etapa presidencial de P.P. Kuczynski.

Para conseguir ese fin, requiere de un congreso sumiso que modifique la Constitución y le permita quedarse en el poder. Sus naturales aliados son los marxistas, siempre en búsqueda de capturar el Parlamento para destruir el modelo económico que la Constitución vigente establece y sustituirlo por el estatismo que ha fracasado en todo el planeta.

Pues bien, de no regresar las cosas al cauce constitucional, sea por insurgencia civil ciudadana o por decisión del Tribunal Constitucional, las elecciones del 2020 han sido concebidas como un tinglado oneroso destinado a conseguir un remedo de Congreso rendido de inicio al golpista, que podría cerrarlo al primero o segundo de sus 17 meses de vida.

El fujimorismo, hoy como ayer, en alianza con el pueblo peruano, tiene que optar entre las alternativas que se presentan para lograr el objetivo de salvar al Perú de la quiebra moral e institucional a la que quieren llevarlo el vizcarrismo chavista y el marxismo.