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"El club de la madera”

Fecha Publicación: 25/01/2019 - 21:50
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Mientras Vizcarra ensaya poses frente al espejo, su gobierno propicia la devastación de la Amazonía y facilita el funcionamiento del corrupto “club de la madera”. Una nota publicada el último diciembre en The New York Times informa que Donald Trump anda con una ceja levantada debido a las limitaciones impuestas por el vizcarrismo al Organismo de Supervisión de los Recursos Forestales, Osinfor. La entidad, auditora de asuntos madereros, ha sido prácticamente desmantelada y transferida de la presidencia del Consejo de Ministros al fantasmal Ministerio del Ambiente, en abierta contradicción al espíritu del Tratado de Libre Comercio-TLC, según sostiene Robert Lighthizer, representante comercial de Estados Unidos.

Esta decisión deja a nuestros bosques amazónicos a merced de las mafias madereras. Según el NYT desde hace tres años, “Perú ha disminuido el cumplimiento de las leyes ambientales […]”. Ayer, el semanario Hildebrandt en sus Trece publicó una nota revelando que ningún especialista ni institución fue consultado antes de que se tomara la decisión contra Osinfor. Julia Urrunaga, de la Agencia de Investigación Ambiental (EIA), comenta allí que: “la información recolectada por Osinfor se ha vuelto peligrosa y contradice el discurso oficial que comenzó a decir que el problema de la tala ilegal se había solucionado”. Mentira, lo cierto es que la devastación de nuestros bosques a manos de ilegales y de madereras abusivas avanza y es un secreto a voces que un sector de ese negocio se usa como fachada a actividades delictivas: narcotráfico, explotación infantil, minería ilegal, lavado de activos, entre otros.

La Unidad de Inteligencia Financiera, IUF, indica que en los últimos cinco años el tráfico de madera peruana generó alrededor de US$ 155 millones anuales aunada al lavado de activos provenientes de la tala ilegal, el contrabando y otras fechorías. Según la ONU, 30 % de la madera comercializada globalmente es ilegal y mueve más de 150 mil millones de dólares anuales.

Para solucionar el problema de la tala ilegal, la deforestación de bosques no concesionados y el contrabando de especies forestales bastaría usar herramientas moleculares para identificar el ADN de las maderas para venta y exportación; con esto se sabría hasta el centro de extracción de los árboles. Los ingenieros forestales peruanos lo piden desde tiempos del humalismo, pero las autoridades hacen oídos sordos. Analizar el ADN permitiría obtener información infalible, garantizando el comercio sostenible y limpio de los recursos forestales y desenmascarar al inmundo “club de la madera”.