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El arte de ser ciudadano

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Fecha Publicación: 26/04/2024 - 22:50
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Ser ciudadano es un arte que no se ha aprendido en el Perú. El poeta César Vallejo (1892-1938) reprochó a su propia generación, al escribir: “Acuso a mi generación de impotente para crear un espíritu propio, hecho de verdad, de vida, en fin, de sana y auténtica.” ¿Cree alguien en su sano juicio que esta generación nuestra o las dos que nos siguen serán algo parecido a lo que añoró Vallejo de la suya?
Aquí es deporte nacional señalar la pérdida moral que aflige a nuestras instituciones democráticas, como si buena parte de nuestra sociedad no hubiese caído en esos mismos vicios. Las empresas privadas involucradas en el hurto más grande de la historia del Perú, el caso Lava Jato, ¿acaso no han catequizado al resto sobre cuán podridos estamos como país? Una buena parte de los periodistas ¿no han sido parte de ese mecanismo y han sido bien engrasados? ¿La izquierda caviar no ha demostrado estar agusanada hasta la médula con Susana Villarán a la cabeza? ¿Buena parte de la élite nacional no está acaso inmersa en los más aberrantes vicios y el negocio no fuera sinónimo de componenda bajo la mesa? ¿Y esa mazamorra de gente diversa revuelta por Vargas Llosa y Kuczynski no se alió con el diablo mismo para cercar al dos veces presidente del Perú, Alan García, empujándolo a quitarse la vida antes de ser humillado, y quieren seguir investigando cuando ya es polvo de estrellas? ¿Estos mismísimos no son los que celebraron que Keiko Fujimori fuera arrestada tres veces, en base a chismes y titulares de periódicos con algún socio que merece estar tras las rejas?

Es tanta la inmundicia y se da en tantas esferas que es imposible esconderla bajo la alfombra. Ahora ya no es necesario poner “el dedo para que salga el pus”, como lamentaba el notable intelectual y político Manuel González Prada, porque ahora el pus salta solo.

El Perú es carente de civismo, porque hace mucho que una buena parte de compatriotas decidió que lo virtuoso es inservible. Esta es la razón por la que los buenos ciudadanos activos, son los menos. Para Bill Gates uno debe exponerse a la vida con una sólida base de valores, un entendimiento de los sistemas que hacen al mundo girar (esto es al poder y a la sociedad) y contar con las habilidades necesarias que les permitan perseguir metas e inspirar a otros para unirse a ese propósito, es decir avanzar a la meta deseada siendo buenos ciudadanos.
Los que salen a protestar violentamente y con insultos al poder de turno, creen que son buenos ciudadanos, puros e impolutos cuando no son más que la podredumbre de lo que quejan, y si llegaran a tales alturas del poder, serían mucho peores que aquellos a los que señalan con dedo acusador.
Hay que aprender y enseñar el arte de ser un buen ciudadano, sino pasarán las generaciones y otros Vallejo escribirán: “Acuso a mi generación de impotente para crear un espíritu propio, hecho de verdad, de vida, en fin, de sana y auténtica”.

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