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El agujero negro: poder y derecho

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Fecha Publicación: 11/11/2020 - 20:50
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Los recientes acontecimientos políticos y sociales que han sumido al Perú en constantes conflictos entre grupos de poder que pretenden gobernar a una población diversa con cada vez mayores carencias han confirmado la incapacidad de generar diálogos, de realizar autocrítica, de ofrecer disculpas y de unir esfuerzos para lograr los objetivos nacionales. Parece ser que nos hemos introducido en lo que la ciencia llama “agujero negro” -cúmulo de materia apeñuscada en un espacio tan pequeño que nada puede salir, ni siquiera la luz-, un fenómeno físico que está absorbiendo todas las esperanzas para el crecimiento de nuestro país y que nos deja la sensación de un círculo vicioso del que jamás podremos salir.

Muchos conciudadanos creen que la Constitución debe aplicarse dependiendo de quién se trate. Cuando antes se decidió la vacancia de ciertos personajes de nuestra política no hubo ningún cuestionamiento. Sin embargo, la actual situación del presidente vacado ha ocasionado cuestionamientos que inclusive incentivan la violencia (sin importar el distanciamiento social y la imagen cada vez mayor de inestabilidad generada por obra y gracia de la actuación de nuestros gobernantes y también por las reacciones altisonantes de un sector de la población), incluso desde los medios de comunicación. Es más: cuando el presidente vacado señaló que no cuestionaría la decisión parlamentaria, parecía que no fuese él el principal afectado con la decisión congresal, sino más bien grupos políticos que tampoco lo representaban en el Parlamento. La violencia física que sufrió un representante del Legislativo y que apreciamos por la televisión muestra cómo la imposibilidad de diálogo se trasmite a los ciudadanos, algunos de los cuales seguramente habrán considerado “heroica” la actuación violenta y sorpresiva del agresor.

Pese a que existen medios legales para poder cuestionar cualquier acto arbitrario del poder, hoy se ha instaurado en nuestro país la “pataleta” cuando ciertas “exigencias” no son atendidas. También se han instaurado reglas rigurosas para unos y no para otros, la conocida y triste “doble moral”. En este contexto, algunos docentes de Derecho han mostrado su preocupación por lo sucedido en el presente caso, pero resulta revelador que nunca tuvieron esa misma reacción frente a casos similares o para plantear soluciones y evitar que estas lagunas constitucionales traigan consecuencias lamentables. En efecto, la causal de vacancia presidencial por “incapacidad moral” y las llamadas “infracciones constitucionales” para la sanción política han sido calificadas desde hace mucho tiempo como imprecisas y, por lo tanto, peligrosas, pues “toda situación” ilegal o inmoral o desvirtuada podría calificar como tal dependiendo de la voluntad del “calificador”. Sin embargo, en los últimos años no han existido iniciativas ni planteamientos serios para dotar de mayor precisión y garantías a estos procedimientos.

El irresistible deseo de “tener poder” e incentivar la intolerancia y la violencia son manifestaciones humanas que se alejan del Derecho. Esto preocupa de sobremanera. Sin embargo, seamos optimistas como Stephen Hawking, quien resaltó una vez que era posible salir de los agujeros negros para poder ingresar después, posiblemente, a otro universo.