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El 2026, lejos y cerca

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Fecha Publicación: 16/02/2024 - 22:30
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Después de haber tenido cinco presidentes en siete años, entre el 2016 a la fecha, queda claro que el Perú perdió toda posibilidad de contar con una estabilidad política, indispensable para una democracia. La mayoría, tres dejaron el cargo por sólidas acusaciones por corrupción, un mal crónico en nuestro país. La actual mandataria, Dina Boluarte afronta denuncias por su hermano y su perniciosa injerencia en el gobierno, también por malos manejos en el MIDIS cuando fue ministra de Pedro Castillo.

La delincuencia campea, el robo de más de 4,700 celulares diarios, ¡1 millón 706 mil 643 al año! Encima sabemos que los lunes tipo 11 de la mañana es cuando se dan más robos de teléfono. La Policía y el país conoce perfectamente Las Malvinas, el lugar donde van los artefactos sustraídos. Pero nada se hace y los atracos de todo tipo continúan. Situaciones como estas hacen que los ciudadanos se pregunten para qué sirve la democracia, soñando con un cambio de gobierno que finalmente devuelva a la población algo de confianza.

La situación económica tampoco es auspiciosa, la pobreza se incrementa, el trabajo escasea y la precariedad de la salud, del transporte son ominosas. Retrocedemos. Sin embargo, el gusto por llegar a la presidencia de la República es una suerte de ilusión mágica en muchos sectores de nuestro país. De hecho, para los próximos comicios del 2026 hay más de 30 agrupaciones que, si Boluarte termina su periodo, se presentarán con propuestas, la mayoría descabelladas.

Los candidatos sobre los que se comenta son: un buen cómico, un empresario aspirante y un demente como Antauro Humala. Ninguno con formación partidaria, siempre la ruleta y la ingenuidad de que una sola persona podrá sacar al Perú de la postergación en la que ha caído. Cosa curiosa, no se piensa en una alternativa de frente, de unidad de varios grupos políticos. La izquierda progresista, la que menos posibilidades de triunfo tiene, hizo un amague, pero nada auspicioso.

Con cierta racionalidad política se puede pensar que el fujimorismo, lo que queda del APRA, del PPC, de AP, incluso de APP y Renovación Popular podrían formar un frente. Las diferencias entre estos grupos no son inmensas, menos insalvables teniendo en cuenta la difícil situación del país. Paradójicamente, lo más difícil es quién lo encabeza y ahí comienzan las dificultades. Porque en el Perú de hoy todos quieren ser presidente, es una aspiración nacional.
Hay quienes piensan que el gobierno de Boluarte no llega al 2026. No saben cómo se iría (el Congreso actual está muy cómodo como para retirarse y un golpe está descartado) pero lo ven así. De cualquier forma, hay muchas cosas que resolver en nuestro país. La minería, enorme fuente de ingresos, decae y la minería ilegal campea. La falta de infraestructura es patética, también la ausencia de hospitales y colegios y la ya mencionada inseguridad ciudadana.
Sería ideal escuchar planteamientos al respecto, pero vivimos un día a día apabullante, la Fiscalía es un desastre, el Poder Judicial lentísimo y corrupto, los asesinatos y atracos nos tienen alterados. No hablemos del Congreso y sus representantes. El entusiasmo, por lo electoral, que lo hay, es muy infantil e irreal. El panorama no es esperanzador, pero el 2026 vendrá aunque aterre pensar cómo será.

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