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Educando al educador

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Fecha Publicación: 28/04/2023 - 21:50
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Hace poco hemos escuchado y leído acerca de muchos problemas que tenemos en Perú, lo cual nos impide desarrollarnos como sociedad y alcanzar el bien común. Uno de los asuntos más acuciantes al respecto es la educación.

El Tribunal Constitucional ha precisado que el acceso a la educación es un derecho fundamental intrínseco y un medio indispensable para la plena realización de otros derechos fundamentales (STC 00538-2019-PA/TC), lo cual permite al ciudadano participar plenamente en la vida social y política de la sociedad.

En este sentido, se cuenta con una atención dual de este derecho por parte del Estado: como derecho fundamental y como servicio público.

Tan importante es este tema que la Carta Magna señala en varios articulados su contenido o alcances. Veamos: el acceso a una educación adecuada (artículo 16), libertad de enseñanza (artículo 13), libre elección del centro docente (artículo 13), respeto a la libertad de conciencia de los estudiantes (artículo 14), respeto a la identidad de los educandos, buen trato psicológico y físico (artículo 15), libertad de cátedra (artículo 18), y libertad de creación de centros docentes y universidades (artículos 17 y 18).

Este derecho fundamental debe ser protegido y promocionado en concordancia con la dignidad humana y los otros derechos directamente relacionados. Caso contrario tendríamos ciudadanos libres, pero sin conocimiento, ajenos a su autonomía moral, destinados a una evidente frustración que genera la ausencia de su realización personal o, por lo menos, la posibilidad de haber podido elegir lo contrario.

Decimos lo contrario porque es en base a la educación que se forma la persona en libertad y con amplitud de pensamiento para así gozar de una existencia plena. Es decir, con posibilidades ciertas de desarrollo de las cualidades personales y de su inserción directa en la vida social (STC 00091-2005-PA/TC).

Criticamos la falta de criterio, cultura, conocimiento, visión y muchos defectos, pero olvidamos que la base de todo ello se encuentra en los valores básicos y elementales que se transmiten en el núcleo familiar de generación en generación, tales como respeto, disciplina, gratitud, paciencia, entre muchos otros no menos importantes.

La familia -principalmente, los mayores que estamos en casa- tenemos la obligación de educar a los más pequeños para que en los centros de estudios puedan seguir fortaleciendo los valores, porque si no están bien cimentados poco o nada se aprende.

Vivimos en crisis, tenemos problemas como nación y una solución es apostar por la buena educación cuyo resultado positivo se podrá ver en las siguientes generaciones.

Recordemos: la educación empieza en casa.

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