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Educación y futuro

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Fecha Publicación: 19/07/2020 - 20:40
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El Covid-19 trajo consigo cambios radicales en todos los ámbitos de nuestras vidas, entre ellos: la educación; ¿cuál será el futuro de la educación? En los últimos tiempos hemos tenido a Finlandia como un referente educativo, cuentan con un sistema escolar realmente asombroso; pero, debemos considerar que es un estado socialdemócrata, con homogeneidad cultural, muy diferente a nuestro país; echemos un ojo a nuestra realidad educativa y veamos cómo podemos construir el futuro de la educación en el Perú, con la idea de que la innovación muchas veces surge de las grandes necesidades y recursos insuficientes.
Nuestro país y sus grandes ciudades continúan en crecimiento demográfico, la ciudad capital concentra casi un tercio de la población peruana, el segmento joven es el de mayor crecimiento y, con ello, las demandas de políticas gubernamentales que atiendan las necesidades básicas como salud y educación. Los adolescentes en los lugares más deprimidos abandonan la escuela y encuentran refugio en la delincuencia, ya sea en el tráfico de sustancias prohibidas o en la violencia para apoderarse de lo ajeno, logrando -en algunos casos- ingresos considerables y reclutando a más coetáneos; por otro lado, la educación pública no se da abasto y la educación privada de calidad es prácticamente inaccesible para las mayorías; aunque suene increíble, todavía tenemos un índice considerable de analfabetos, quienes no pueden ayudar a sus hijos en las tareas escolares, esto se ha visto más agudizado en la actual emergencia sanitaria; también existen lugares -y muchos- que no cuentan con electricidad. Lo mencionado son tan solo algunos de los grandes problemas que representan nuestra cruda realidad.
Frente a grandes problemas, grandes soluciones o innovación. La gran tecnología que abarca a todos los sectores socioeconómicos no está referida a la industria, la electricidad o el agua, se trata del teléfono móvil, este artilugio ha copado todos los lugares del mundo, en nuestro país hay más teléfonos móviles que habitantes, esto representa una gran oportunidad para la educación; existen computadoras con precios accesibles o puede ser entregadas por el gobierno (en cualquiera de sus presentaciones), por medio de ellas, los niños con padres analfabetos tendrán acceso a grandes fuentes de información y a otros padres que sí ayudan con las tareas a sus hijos y pueden compartir esta experiencia. La educación junto con la tecnología es una gran fuente de esperanza, debemos repensar los currículos escolares y hacerlos más atractivos, recordemos que la educación funciona mejor por atracción y no por presión; por qué no intentar dar inicio a una lección con preguntas y no con contenidos, comenzar con juegos en vez de lecciones aburridas o involucrarse con las personas antes de enseñarles algo; la filosofía del aprendizaje como actividad productiva viene ganando espacio cada vez mayor, el aprendizaje tiene que se productivo para que tenga sentido.
La innovación puede ir en dos sentidos: una innovación sostenida, que sostendrá una institución u organización existente, y una innovación disruptiva que romperá el molde y creará una forma diferente de hacerlo; se pueden innovar en entornos formales como escuelas, colegios u hospitales, y en entornos informales como comunidades, familias y redes sociales; siempre le hemos dado mayor valor a la innovación en lo formal, sin darnos cuenta de que la innovación avanzó más en lo informal. La reinvención debe ir más allá de una simple respuesta a una pandemia, los niños y adolescentes no solo pueden aprender en un salón de clases, pueden hacerlo en otros espacios donde la familia y la comunidad son un gran soporte; otro factor que no debemos obviar es que las personas aprenden de maneras completamente nuevas y diferentes, acordes con los nuevos tiempos. Demos el gran salto educativo: del siglo XIX al siglo XXI.