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Edadismo en América Latina: un tema pendiente

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Fecha Publicación: 06/01/2025 - 22:00
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América Latina se enfrenta a una transición demográfica sin precedentes. Para 2050, más del 25% de la población regional será mayor de 60 años, según estimaciones de la CEPAL. Sin embargo, nuestros países y la región en general no tienen mapeada la problemática.
Entendiendo que “el edadismo” es un tipo de discriminación basada en la edad que afecta en su mayoría a las personas adultas de más de 60 años, es importante saber que es un problema global con serias consecuencias sociales, económicas y de salud.
Las personas mayores, a menudo, enfrentan barreras para acceder a servicios de salud adecuados, debido a la percepción de que su atención es menos prioritaria. Esta cruda realidad la hemos vivido durante la pandemia, cuando se debía priorizar la vida de las personas de menos de 60 años para darles los servicios médicos necesarios para evitar sus muertes. Es así que muchas personas adultas, mayores de 60 años, fallecieron sin jamás recibir atención, a pesar de estar internadas en los nosocomios.
En Latinoamérica, los adultos mayores son excluidos del mercado laboral por prejuicios que los consideran menos productivos o incapaces de adaptarse a nuevas tecnologías. Esta premisa es una verdad a medias: a la mayoría de adultos mayores de 60 años no se les ofrece capacitarse en tecnología, simplemente el mercado laboral “asume” que ya no podrán aprender.
Si observamos la representación de los adultos mayores en los medios de comunicación y redes sociales, sigue siendo limitada y, cuando aparece, frecuentemente está cargada de estereotipos negativos, como fragilidad, dependencia, vida limitada, desactualización, roles limitantes como el de abuelos cuidando nietos, regando jardines, paseando en silla de ruedas; mujeres que no destacan su belleza, su fuerza ni sus capacidades.
Es en este escenario regional que urge promover leyes que prohíban la discriminación por edad en el empleo, la salud y otros ámbitos, a través de educar y sensibilizar a nuestras poblaciones, generando campañas que visibilicen los aportes de las personas mayores y destierren los estereotipos negativos sobre el envejecimiento.
La lucha contra el edadismo no es solo una cuestión de justicia social, sino también de aprovechar el potencial de una población mayor activa, empoderada y comprometida. En América Latina, donde el envejecimiento de la población es una realidad ineludible, combatir el edadismo es clave para construir sociedades más justas, inclusivas y prósperas.
La vejez no es una carga, sino una etapa llena de posibilidades. Abrazar esta perspectiva en América Latina es un desafío que requiere esfuerzos conjuntos entre gobiernos, sociedad civil y el sector privado. Solo así podremos garantizar que todas las edades sean valoradas y respetadas como parte esencial del tejido social.

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