Economía complicada luego de crisis de gobierno superada
El Gobierno ha superado una de las crisis más complicadas que ha vivido en sus cuatro meses de gestión, no lo ha hecho por mérito propio, sino por demérito de sus fustigadores en dos ámbitos: el de la investigación periodística y de la oposición parlamentaria. La primera ha sido fallida, creó demasiadas expectativas para presentar un pobre reportaje acusatorio; mientras que, en el segundo, todas las bancadas presentaron fisuras para apoyar la moción de vacancia, que es endeble, y que esperaban reforzarla con los señalamientos mediáticos que resultaron mediocres.
Lo ocurrido le da un respiro a Pedro Castillo y al equipo que lo acompaña, que seguirán con la monserga estatista, asistencialista, dispendiosa de la caja fiscal, con vocación de endeudamiento y contraria a la inversión privada. El contrapeso político en el Congreso no cuenta con los votos suficientes para ponerle coto a los despropósitos gubernamentales. Momentos difíciles los que se vienen.
La interrogante es ¿cómo hacerle frente a esta corriente adversa que se avecina? El discurso de los voceros políticos de largo recorrido no genera las adhesiones suficientes y las movilizaciones promovidas por nuevos actores no cuentan con la masa crítica necesaria. Los que quedan son los líderes de los colegios profesionales que se ubiquen en la oposición y los gremios empresariales, donde la Sociedad Nacional de Industrias ya ha mostrado que está cercana del Gobierno; los que se aglutinan en Confiep son los que pueden sumarse en la cruzada contraria a las acciones gubernamentales.
Ha quedado demostrado con el caso de las cuatro mineras que la premier Mirtha Vásquez intentó cerrar arbitrariamente en Ayacucho; que el alzar la voz con firmeza explicando razones rinde sus frutos y en esto la iniciativa la tuvo la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía.
Estamos en un escenario para que emerja un liderazgo empresarial como el de Raymundo Duharte, en los años 70, enfrentando a la dictadura militar, o el de Ricardo Vega Llona en el segundo quinquenio de los 80, oponiéndose a la estatización de la banca; a lo que hay que sumar al inicio de una batalla cultural por parte de intelectuales; no se ganará esta guerra con ‘trolls’ o ‘youtubers’.
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