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Doña Helena

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Fecha Publicación: 25/09/2021 - 20:10
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En el Día de la Primavera quienes la queremos, la recordamos y la guardamos en nuestro corazón celebramos el cumpleaños de mi madre, doña Helena Távara Cooban, quien fue, sin duda, una emprendedora feminista que en ella se caracterizó -aún antes de que se diera el voto a las mujeres paradójicamente durante el gobierno de Odría- por una independencia de criterio, opinión y acción que contrastaba en una época en la que las mujeres recién empezaban a despegar con alas propias en una sociedad machista y opresiva.
Eletna, como la bautizó el genial humorista Sofocleto en remembranza del volcán italiano, supo tempranamente labrar su propia economía cuando se separó de mi padre instalando un taller de costura en el garaje de nuestra casa en Miraflores -luego de obtener un préstamo bancario- adonde concurrían sus amigas y las amigas de ellas: fue un éxito.
En Chile, adonde contrajo segundas nupcias, en pleno destierro, con el líder aprista Manuel Seoane, abrió también el taller replicando con creces el resultado que había obtenido en Lima y contribuyendo así en forma importante a la economía familiar sin dejar de ocuparse de sus hijos ni abandonar sus clases de escultura con el maestro Totila Albert ni cejar en su inspiración como poeta, especialmente como sonetista.
En Holanda, cuando Manolo fue nombrado Embajador del Perú, supo acompañarlo representando al Perú con elegancia y ponderación en una embajada en la que se alternaba con altos dignatarios y políticos amigos, incluyendo a Haya de la Torre quien se alojó ahí por varias semanas.
La escuela de doña Helena provino de una familia culta y pudiente que dedicó su talento y riqueza a la lucha por la Independencia y luego a la consolidación de la República en el Perú: fue su bisabuelo, Juan Antonio Távara, primer presidente de la Cámara de Diputados de nuestro país y su abuelo, Santiago Távara, Cirujano Mayor del Huáscar y médico apostolar del Callao cuyo nombre lleva el Hospital Naval.
Apoyó incondicionalmente a su hijo político y mi cuñado, Andrés Townsend, cuando se produjo el problema interno en el Partido Aprista, sabiendo que defendíamos una causa justa, transparente y principista.
Fue una mujer con coraje para defender sus valores y principios y un ejemplo de dignidad y amor a la patria.
Vieja querida, te extrañanos.

(*) Presidente de Perú Nación
Presidente del Consejo por la Paz