Discurso para el olvido

Para los que tenían cierta esperanza que el discurso presidencial del 28 de julio podría traer algo nuevo, que pudiera solucionar la crisis política que vive el Perú, con un presidente cada vez sin representatividad alguna, donde de cada diez, ocho peruanos desaprueban su gestión según última encuesta de Ipsos, es decir en doce meses, el presidente ganador de las elecciones prácticamente ha dilapidado su capital electoral, envuelto cada vez en una maraña de escándalos y graves acusaciones nunca vistas antes en un mandatario con apenas un año en el cargo y no son imputaciones para nada banales, hablamos de responsabilidades en licitaciones, compras de biodiésel, intervención en procesos de ascensos en las fuerzas armadas, encubrimiento a personas perseguidas por la justicia y, por si fuera poco, hasta por plagio de tesis.

Ante tal avalancha se necesitaba hoy un discurso que ofreciera al país una salida ante una crisis generada no solo por estos graves cargos que enfrenta sino por una errática gestión reflejada con cuatro primer ministros, siete en la cartera del Interior y casi 60 que juramentaron en apenas un año, digno del Récord Guinness; hoy se perdió la oportunidad de acabar con toda esta pesadilla y a cambio soportamos un lánguido discurso que no le dice nada nuevo al ciudadano de a pie, de que vendrán tiempos mejores para los peruanos, agobiados por años de pandemia y de deterioro de sus economías, la verdad es que no hay más que decir, solo que vemos ahora a un presidente ante la televisión en su discurso presidencial despidiéndose con una sonrisa sarcástica o quizá nerviosa ante el griterío de muchos parlamentarios señalándole de “corrupto” y no habiendo pronunciado una última parte de un primigenio speech que circuló en las redacciones, en la que conminaba a los prófugos de la justicia a presentarse ante las autoridades, lo omitió tal vez para no echárselos de enemigos, pero este detalle fue bastante comentado en medios y redes.

Cambiando de tema y siempre con la mirada puesta en nuestro aniversario patrio, aprovecho estas líneas para mencionar a los compositores de música clásica que el Perú ha tenido tales como José María Valle Riestra, Federico Gerdes, Renzo Bracesco, quienes siguieron la huella de José Bernardo Alzedo y continuada luego por Alfonso de Silva, Theodoro Valcárcel, Roberto Carpio, Carlos Sánchez Málaga, Enrique Iturriaga, Enrique Pinilla, Edgard Valcárcel, Eduardo Julve Ciriaco nacido en Chincha y brillante compositor de obras que destacan la peruanidad tales como los poemas sinfónicos La Achirana, de mi tierra Ica, y las Líneas de Nasca. Julve fue también un destacado atleta que representó al Perú en los Juegos Olímpicos de Londres de 1948 llegando a ser semifinalista en lanzamiento de disco. De estos peruanos mencionados siempre estaremos orgullosos por el legado que nos han dejado. ¡Felices Fiestas Patrias!

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