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Discurso de Boluarte: dos escenarios

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Fecha Publicación: 27/07/2025 - 22:00
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Hoy, 28 de julio, Dina Boluarte dirigirá su último mensaje presidencial al país. El año pasado empleó cinco largas e interminables horas para hacer un recuento de sus supuestas obras. Describió un país que no existe y mintió con bastante convicción. Claramente, la puesta en escena no la ayudó; al contrario, su aprobación hoy apenas llega al 2 %.
Caractericemos el régimen: esta administración, en primer lugar, está lastrada por la corrupción. Lo evidencian el blindaje al prófugo Cerrón, la relación de prebendas con grupos parlamentarios, el caso del wayki Oscorima y la transformación de su rostro, cubierta por una excusa de salud y posiblemente ligada a ofrecimientos de puestos públicos. En segundo lugar, es un gobierno ineficiente para afrontar los principales problemas del país, en especial la seguridad ciudadana. Mantuvo, de forma absurda, al ministro Santiváñez pese a los nulos avances en ese tema. En tercer lugar, se ha encerrado en un grupo humano del que no puede o no quiere salir. Incluso cuando cambia a algún ministro por escándalos, suele recompensarlo con un cargo fuera del país, como si intentara comprar su silencio. Finalmente, muestra actitudes de escasa convicción democrática, como no declarar a la prensa durante más de 250 días.
Volviendo al mensaje de 28 de julio, hay dos escenarios posibles. En el primero, Boluarte podría anunciar un gabinete de salida, es decir, renovar a su equipo ministerial ampliando la convocatoria a otros sectores: político, social, gremial, empresarial y académico. Con ello debería ofrecer una gestión de transición, con tres objetivos:
a) Tomar medidas mínimas y urgentes en seguridad. No se trata de grandes reformas —Justicia, INPE, PNP—, porque no tiene legitimidad para ello, pero sí de avances concretos, como crear un grupo tipo GEIN para capturar cabecillas de bandas transnacionales.
b) Generar confianza sobre las elecciones de abril de 2026, asegurando que serán democráticas e intachables. Recordemos que en 2021 algunos sectores pusieron en duda el proceso electoral.
Este sería un cierre razonable para un gobierno frágil y desprestigiado.
Sin embargo, el segundo escenario —el más probable— es que Boluarte vuelva a leer obras inexistentes, anuncie reformas que jamás empezará y se refugie en el mismo equipo incapaz. Su discurso, quizás más corto que el de 2023, tendrá el mismo extravío político y escaso tino.
Afortunadamente, será el último.

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