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¡Dios los cría y ellos se juntan!

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Fecha Publicación: 24/02/2022 - 22:40
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Salvo un terremoto político de igual o mayor magnitud que el de los “vladivideos” de los años 2000 o que el presidente del Perú Pedro Castillo sea hallado “en flagrancia” (cometiendo un delito o participando de éste), se mantendrá en su cargo hasta el 2026, a él no le hacen mella los sucesivos escándalos políticos, destapes periodísticos de presuntas irregularidades durante su gobierno, ni las reveladoras declaraciones de salientes altos funcionarios, hoy “desafectos” a su Administración, que dan cuenta del desorden e improvisación de la actual gestión. Las instituciones de control político: interpelación, confianza, censura, a la sazón mecanismos constitucionales del equilibrio de los poderes públicos, una suerte de fuerzas que se moderan unas a otras no permitiendo que se superpongan, han quedado anestesiadas, adormitadas, cuasi silenciadas, para dar paso a un “pacto de no agresión” no escrito, entre el Ejecutivo y el Legislativo, resistible a cualquier crisis, en la búsqueda de ponerlos a salvo del clamor popular de “Que se vayan todos”, in crescendo según lo reflejan las últimas encuestas y sondeos nacionales.

El affaire entre el Gobierno Central y el Congreso de la República se presenta de forma “súbita”, porque después de una fallida moción de “vacancia” contra el mandatario en diciembre de 2021 por apenas seis votos, el hallazgo de dinero en efectivo en el baño de un ex secretario presidencial, personajes vinculados a empresas contratantes con el Estado que entraban y salían de Palacio de Gobierno y de un inmueble en Breña del que se especuló el presidente Castillo despachaba, sumados a infelices declaraciones a la prensa nacional y extranjera y al fallo del Tribunal Constitucional que restringe al Ejecutivo el hacer cuestión de confianza por cualquier tema, además de pullazos constantes entre sus protagonistas; hacían temer el advenimiento de un juicio político u otra moción de vacancia presidencial, pero ¡oh sorpresa!, en conferencias de prensa, sus líderes con voz “quedita” dejando atrás sus diferencias se lanzaron mutuamente “ramas de olivo”, con abrazos incluidos, dejando entrever una “tregua”.

Este concierto de voluntades de “haz el amor y no la guerra”, llama a recelo y razones sobran para ello, porque no solo se percibe el ánimo de supervivencia en la retención de cargos, buenos sueldos, prerrogativas, honores, etc., para los más de cuatro años que restan aún de este gobierno, sino que no existiendo ya “oposición”, podrán traerse abajo las reformas de Estado y políticas públicas, como la Universitaria, Transporte, Igualdad de Género y hasta la de “Salud al 2030”. Si así fuera, “Dios los cría y ellos se juntan” (refrán). Brincos diéramos los peruanos si sus autoridades pactaran más bien en avanzar en dichos temas, en no ejercer abusivamente el poder político, en buscar el bienestar general y no la aureola de inmunidad que por ahora se percibe.

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