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Dinero o felicidad ¿qué es primero?

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Fecha Publicación: 02/01/2024 - 21:50
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El primer día del año me encuentra frente al mar leyendo las páginas del último libro de Andrés Oppenheimer, “¡Cómo Salir del Pozo! Las nuevas estrategias de los países, las empresas y las personas en busca de la felicidad”. Un viejo dilema salta a la vista. ¿Qué es primero? ¿El dinero o la felicidad? ¿La generación de riqueza o disfrutar generarla?

Lo cierto es que la exploración de Oppenheimer lo lleva a descubrir que las sociedades más felices son aquellas que comprenden que no basta el crecimiento económico para conseguir bienestar. Es necesario incluir a todos en esa sensación de desarrollo. La felicidad no es un indicador macroeconómico estático que pueda ser medido únicamente como producción o productividad sectorial (PBI). Debe ser contrastado con satisfacción y convicción por la tarea cumplida para generar esa riqueza que logramos como colectivo. Aquí descubrimos uno de los secretos mejor guardados de la evolución humana: la interacción social.

Me explico. No hay forma de lograr felicidad si en ella no participan al menos dos o más individuos. No existe “felicidad individual” per se. La felicidad es una acción social. Se trata de una práctica que requiere ser compartida con alguien, pues en ello radica su naturaleza sociológica, su necesidad grupal. Una sociedad que fomenta inclusión, compartir, diálogo, convivencia, articulación y concertación está destinada a obtener mayores niveles de felicidad. Aquellas sociedades que fomentan odio, discriminación, diferencias, desprecio y violencia son más infelices. Así como con la felicidad, la humanidad logró dar pasos evolutivos importantes con el sedentarismo, la agricultura, el lenguaje, la comunicación, la investigación clínica, entre otros.

Estos sentimientos se reflejan en percepciones. Los peruanos, por ejemplo, expresamos esos sentimientos en una última encuesta realizada por Ipsos a mediados de diciembre de 2023. Esta revela lo que sentimos por el Perú. Un 50% siente Preocupación, 31% Pena, 26% Vergüenza, 26% Esperanza/Optimismo, 16% Sentimientos encontrados, 12% Rabia/Odio, 9% Amor/Cariño, 9% Orgullo, 10% Indiferencia/Nada y solo 1% no precisa qué siente. Como pueden ver, el Perú nos duele. ¿Qué hacemos para revertirlo?

No estar entre los más felices del mundo no significa que no debamos crecer económicamente, por cierto. Sería un grave error pensar que somos infelices porque solo apostamos por crecer. El problema es nuestra forma incorrecta de crecer. Pero si además de ser infelices no crecemos económicamente, entonces sí tenemos un grave problema.
Necesitamos repensar nuestra forma de interactuar. Necesitamos reconocer al otro de distinta manera.

Necesitamos reconocernos de otro modo. Necesitamos cambiar el chip social y darnos cuenta de que generar riqueza es un acto positivo, porque nos permite distribuir la riqueza entre todos, de manera que ese bienestar compartido nos haga sentirnos parte de un mismo todo. ¿Seremos capaces algún día de hacer esto realidad? Mi mayor deseo para este 2024. ¡Soñar no cuesta nada!

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