Dina somete soberanía del Perú al globalismo
El globalismo defiende la nueva estrategia de dominación de los países industriales, que es la globalización; enaltece el fundamentalismo del mercado, exalta la libertad de comercio, brega por el abatimiento de las barreras arancelarias, impulsa el flujo libre de los factores de la producción –excepción hecha de la mano de obra, a la que somete a muchas restricciones, incluso racistas–, propugna el desmantelamiento del Estado, implanta la monarquía del capital, fomenta la internacionalización de la economía, promueve el uso de las nuevas tecnologías, defiende la “desregulación” de las actividades económicas, favorece la homologación de las costumbres y la imitación de las pautas de consumo, y fortalece la sociedad consumista.
Sin consultar al Congreso y sin previo debate público, el gobierno de Boluarte acaba de votar por la agenda globalista de NN.UU., sometiendo la soberanía nacional ante un engañoso “Pacto del Futuro” que extiende la macabra Agenda 2030 hasta el 2045; una decisión gravísima que debe ser denunciada y revertida por la oposición democrática.
El Pacto busca implementar reformas profundas en las instituciones globales y propone más de 100 iniciativas supuestamente para garantizar el desarrollo económico, social y político de las generaciones actuales y futuras; y se compromete a acelerar la implementación de la Agenda 2030, sobre la cual el Perú, vergonzosamente, debe rendir exámenes sobre sus avances sectoriales ante burócratas extranjeros.
Entre los compromisos incluidos destacan lineamientos específicos sobre el control y reducción poblacional (léase promoción indiscriminada del aborto), la ideología de género, la deconstrucción de la familia, la agenda LGTBQ+ y un apartado que aboga por la regulación (censura) de las redes sociales, las grandes compañías tecnológicas y la inteligencia artificial. Es decir, sobre los caballos de batalla de la guerra cultural que libramos quienes nos oponemos a un globalismo totalitario.
La Agenda 2030 se desglosa en 17 objetivos, con 169 metas enfocadas en los ámbitos económico, social y ambiental. En 2015, se planteó como una estrategia para orientar los programas de desarrollo durante 15 años y 193 países. Para la ejecución de las brillantes generalidades, la ONU ha firmado un acuerdo con el Foro Económico Mundial de Davos sin aprobación de los Estados miembros y con ONG cuestionadas; las cumbres previas que constituyen su origen nos dan algunas pistas sobre las intenciones de sus creadores: una serie de conferencias sobre Población y Desarrollo efectuadas por la ONU (control de población), Conferencia de Pekín 1995 (feminismo radical, aborto, ideología de género, etc.), y la Carta de la Tierra 1994, inspirada por ecologistas radicales.
Hoy, al votar inconscientemente, el Perú, abjurando de lo que debiera ser su ya aprobada Visión Nacionalista 2050, ha permitido que la ONU perfore el acuerdo nacional, reduciéndolo a solo 5 puntos (todos relacionados con control poblacional), y apuesta, vía contrabando, por la nueva estrategia de dominación globalista que propugna una sinarquía de poderes supranacionales, el desmantelamiento del Estado-nación, la implantación de la monarquía del capital, el fomento de la desregulación de las actividades económicas, el aliento de la despoblación, el favorecimiento de la homologación de las costumbres nacionales y el fortalecimiento de la sociedad consumista. Terrible.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, X, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.