Dina Boluarte: ¿Presidenta de transición?

En la legalidad peruana no hay presidente de transición. Únicamente presidente constitucional, cuya legitimidad es haber sido elegido por la mayoría absoluta del electorado total (como 10 millones de votos) en elecciones limpias.

En el caso de cesar el presidente y no haber vicepresidentes, no hay presidente. Solo cabe un “Encargado de la presidencia” que recae ipso jure en el presidente del Congreso del momento.

No hay un caso como este (de Castillo) en los 200 años de la República.

El 7 del presente mes, vacado Castillo, Williams se ciñó la banda presidencial por algo de 2 horas hasta que llegó la vicepresidenta Boluarte, a quien luego de tomarle el juramento, quitándose la banda se la colocó. Williams exhibió su obsesión por la presidencia.

La realidad del Perú en estos momentos es que Boluarte se está dejando limitar a protocolos y actividades de rutina y es Williams que desde el Congreso, con el sometimiento total de la Fuerza Armada, hace y deshace hasta ensangrentando el país .

Tal como están las cosas, ¿llegará constitucionalmente Boluarte a julio de 2026 ? Y a su vez, ¿Williams llegará al 28 de julio de 2024, lapso de transición de 1 año, 7 meses y 21 días ?.

Boluarte es seguro que llegue porque no tiene prontuario y su presidencia es legítima; en cambio Williams tiene un prontuario escalofriante que judicialmente ha sido absuelto; pero son imprescriptibles por tratarse de delitos de lesa humanidad: Accomarca, Embajada de Japón y Andahuaylazo y encima, actualmente, está usurpando la presidencia del Congreso.

Tan fuerte es Boluarte y mucho más débil Williams, que bastará que Boluarte lo acuse ante la Comisión Permanente del Congreso y ante la Comisión Interameriana de Derechos Humanos para que Williams se convierta en cadáver político.

A su vez, tan fuerte es Boluarte que para despejarla, nada puede hacer Williams.

Internacionalmente, no solo están vigilantes sino actuantes las instituciones supranacionales de las que el Perú es miembro: ONU, OEA, OCDE; es decir, que la pusilanimidad de Boluarte será superada por la presión supranacional. Dina Boluarte tiene que llevar con dignidad su condición de Jefe de Estado, de Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas y de Personificación de la Nación.

Después de esta tregua navideña, entrará inevitablemente el Perú profundo, planteando su objetivo nacional de convertir al Perú en potencia mundial.