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Dina Boluarte, la estatista

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Fecha Publicación: 08/12/2024 - 22:40
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Siempre he pensado que Dina Boluarte era una izquierdista convencida, como lo demostró durante todo el gobierno de Castillo. Para ello, solo debemos recordar su ya famoso discurso en el Foro Económico Mundial, cuando despotricó en contra de la inversión privada, especialmente la extranjera. Frente a los mismos inversionistas, que meses después, ya investida como la primera mandataria, les solicitara venir a invertir en nuestro país.
Lo que sucede es que, partiendo de su objetivo principal, que es hacer todo lo posible para mantenerse en el poder hasta el 28 de julio del 2026, tenía que alejar esa imagen de izquierdista. Sin embargo, a medida que diversos colaboradores suyos, ya en el sector privado, han ido revelando pasajes de lo que estaba en el fondo de su pensamiento. Es así que el domingo 24.11.2024, en un artículo de Ricardo Uceda, este revela lo que le recomendó el primer ministro Gustavo Adrianzén al, en ese entonces, presidente de PetroPerú (Oliver Stark), que iba a presentar el plan de salvataje de la empresa a la primera mandataria: “queremos ayudarlos, pero no hablen mucho de la inversión privada a la presidenta. La pone nerviosa”.
Precisando que Boluarte tenía resistencia ideológica hacia la fórmula planteada: capitalizar deudas y otorgar más crédito público a PetroPerú (PP) mientras una compañía externa la transformaba íntegramente para que pagara sus obligaciones y viviera por sí sola. Desconfiaba del grupo encabezado por Stark, demasiado vinculado al sector privado para su gusto.
Y efectivamente, nada demuestra más claramente la entraña estatista de Boluarte que su comportamiento en el caso de PetroPerú. Hay que tener en cuenta que la mandataria, al permanecer en el gabinete ministerial durante todo el gobierno de Castillo, menos los últimos tres meses, conocía la problemática de la petrolera estatal y de la Nueva Refinería de Talara (NRT), así como los casos de corrupción que se presentaron en dicha empresa a raíz de los nombramientos efectuados por Castillo.
Sin embargo, nombró como ministro de Energía y Minas a Óscar Vera Gargurevich, uno de los mayores responsables del fracaso de la NRT, la principal causa de la crisis de la petrolera estatal. Con el agravante de que estaba con licencia de PP mientras se desempeñaba como ministro y principal accionista de la empresa (tenía el 60 % de los votos), lo que configuró un claro conflicto de intereses con Vera, que se dedicó a aprobar las medidas que solicitaba PP sin exigirle que aprobara un plan de salvataje que la empresa requería a gritos. Como sí lo hicieron sus sucesores cuando él tuvo que abandonar el cargo y retornar a PetroPerú.
Y el pensamiento estatista de Boluarte es lo que está en el fondo de la errada estrategia de pretender reactivar la economía vía la inversión pública y no la privada. Un imposible si tenemos en cuenta que la primera solo representa el 20 % de la inversión total, además de demorarse mucho, aumentar demasiado los presupuestos y muchas veces estar manchada por la corrupción.
Y el mejor ejemplo es el elefante blanco de la NRT, que está costando bastante más de US$ 6,500 millones, más de cinco veces el monto originalmente estimado, y demorándose siete años más de la fecha anunciada originalmente.

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