Digitalización de la educación y su impacto en el desarrollo

Hace unos días, Huai Jinpeng, el ministro de educación de China (uno de los países que lidera la educación global), propuso un nuevo sistema educativo en base a la digitalización de la educación, a través de distintas plataformas en la nube de la red nacional de escuelas de educación básica de China.

Su objetivo principal es atraer mayor demanda digital para aprender de forma independiente. De esta manera los maestros mejorarán el método de aprendizaje, lo que servirá para compartir recursos educativos de alta calidad, especialmente en las áreas rurales y escuelas con menor desarrollo. Se requiere de aulas inteligentes, tareas inteligentes, preguntas y respuestas en línea, enseñanza en línea, y mejorar el acceso a la información.

La digitalización consiste en el uso de tecnologías y datos digitales, lo que da lugar a actividades nuevas o cambios en las existentes. Sin embargo, en el Perú, con la suspensión de clases presenciales por dos años, hoy todos reclamamos la vuelta a las aulas y muchos con la convicción de que la educación digital fracasó, sin recordar que los estudios al 2018, indicaban que el país tenía una de las peores educaciones del mundo (PISA).

Las tecnologías digitales pueden ayudar a alcanzar los objetivos de desarrollo, pero las persistentes brechas digitales los obstaculizan y afectan más a las poblaciones ya marginadas. Una de las tendencias más visibles de la transformación digital en la educación, implica la oportunidad de recibir aprendizajes en línea que permiten a los estudiantes capacitarse con programas online y offline que pueden no ser locales, ayudándolos a obtener la mejor educación posible.

La nueva era digital es compleja y requiere una educación flexible que permita fomentar la creatividad y el espíritu de innovación y de emprendimiento en los estudiantes y alumnos, a la vez que les dote de las habilidades necesarias para el cambiante mercado laboral y para desenvolverse en una época de cambios y aprendizaje continuo.

Según un estudio de EY Parthenon solo el 50% de las familias de colegios públicos en Latinoamérica instaló o mejoró su conectividad a internet durante la pandemia, motivo por el cual el acceso a las plataformas digitales ha sido limitado. En el caso de Perú, con la apertura de los colegios de manera gradual, se va a tener que recuperar gran parte de los dos últimos años escolares perdidos, y para ello es indispensable una educación híbrida (virtual y presencial).

Al respecto, en julio de 2021, el Ministerio de Educación del Perú aprobó los “Lineamientos para la incorporación de tecnologías digitales en la educación básica”, en el marco de la transformación digital a nivel nacional, con el fin de generar las condiciones mínimas para la implementación de procesos y estrategias que garanticen su sostenibilidad y desarrollo hacia nuevas oportunidades de aprendizaje para todos los estudiantes. Se plantea un enfoque de gestión descentralizada, desarrollo territorial, intercultural (sociocultural y lingüístico), y por tanto flexible y adaptable a las condiciones locales.

De esta manera, las tecnologías digitales se convierten en un factor clave que contribuyen con el desarrollo pleno de las personas. La incorporación de tecnología en el sector educativo conlleva a cambios continuos, más aún en los escenarios de emergencia sanitaria, lo cual ha requerido un uso intensivo de las tecnologías, haciéndose evidentes las brechas de acceso y uso de las TIC, sobre todo en zonas rurales y de extrema pobreza.

Para ello es importante desarrollar un ecosistema digital educativo, asociado a las plataformas digitales, tal como lo plantea el ministro de educación chino, con aulas inteligentes y más. La infraestructura tecnológica debe contemplar alternativas que consideren escenarios sin o baja conectividad y con bajos consumos de energía, particularmente para las zonas rurales andinas, donde está pendiente la introducción de vocablos tecnológicos en su lengua nativa.

La consolidación de una economía y de una sociedad digital, requiere que las personas, en sus múltiples facetas de ciudadanos, consumidores y trabajadores, cuenten con una educación y formación adecuadas, a la vez que dispongan de los conocimientos, competencias y habilidades necesarios para el futuro digital.

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